El choque de dos reinos, Jerusalén y Babilonia

El choque de dos reinos, Jerusalén y Babilonia

Daniel 1:1-21

El espíritu del anticristo todavía sigue conquistando y desafiando el reino del Eterno, y el programa cultural de Yahwéh con la raza humana. Ese ministerio de iniquidad siempre ha estado en acción desde la entrada del pecado al mundo por medio de Adán (1 Corintios 15:21-22). Detrás del rey Nabucodonosor se encontraba el espíritu del anticristo, era el león con alas de águila simbolizando la monarquía de los caldeos (Daniel 7:4; cf. 4:29-37). El anticristo tendrá una combinación de todas esas monarquías representadas en la estatua y con las figuras de las bestias. La rapidez y la astucia del leopardo, los pies aplastantes del oso para querer subyugar naciones, y la boca feroz de la brutalidad del león (Apocalipsis 13:2). La orden del Eterno es salir del sistema de Babilonia (Jeremías 51:45; Apocalipsis 18:4), para no ser participantes de esos pecados ni las plagas que recibirá como castigo (Isaías 52:11; Hechos 2:40; Efesios 5:11; 2 Tesalonicenses 3:6; 1 Corintios 5:9-13). ¿Puede la iglesia del siglo XXI ver la estrategia de Satanás detrás de la Babilonia Moderna? El choque de dos reinos, la cultura de babilonia y la cultura de Sion. ¿Cómo ser santos y puros en una cultura babilónica o Satánica? Daniel y los tres hebreos son ejemplos a seguir en una cultura demoniaca. El plan de Satanás para conquistar el mundo es Babilonia, el programa del Soberano para redimir al mundo es Sion o Jerusalén. El pueblo del Eterno debe salir de Babilonia, no se puede vivir en ambos sistemas al mismo tiempo. Babilonia está llena de demonios, fornicación, idolatría, inmundicia, orgullo, confusión, engaño, trafica y caza las almas, de cautividad espiritual, sabiduría mundana, brujería y hechicería (Apocalipsis 17:5; 18:2). Babilonia es el sistema mundano, la antítesis de la espiritualidad que el Eterno diseño para el ser humano. Es un sistema de confusión y de desilusión, y posee muchos métodos para alejar a las personas de la fuente verdadera. Separarse de Babilonia no es una conquista humana, se necesita la intervención de un reino superior, el dedo de Yahwéh Elohim. El reino de las tinieblas es un ejército armado que guarda cualquier palacio, pero cuando llega otro más fuerte que ese reino y lo vence, entonces le quita las armas en que confiaba, y reparte el botín (Lucas 11:21-22). En el ministerio terrenal de Jesús, los demonios eran expulsados, los pecados eran perdonados, los ciegos miraban, los cojos volvían a caminar, los leprosos era limpiados, los sordos oían, los muertos eran resucitados, y el evangelio era anunciado (Hechos 26:18; Isaías 42:7; 14:16-17). El hijo del Eterno demostró ser más fuerte que Satanás y que todo el reino de las tinieblas, eso lo certificó con su estilo de vida y al resucitar de entre los muertos. El hombre después de la caída se convirtió en el palacio (santuario) de los demonios, y el Espíritu Santo solamente puede habitar en el hombre que ha sido justificado y regenerado por la sangra del Cordero.

Cuando los peores criminales y los grandes religiosos se han convertido por el evangelio a Jesucristo, es una evidencia que el Señor Yahshúa mediante el Espíritu Santo y el poder de Su Palabra ha saqueado una casa del diablo. Satanás es un dictador y quiere separar al ser humano del verdadero Rey Jesús, eliminar la ciudadanía celestial, robar la identidad, desmantelar la unción, torcer la visión, confundir la dirección, desprestigiar la autoridad y menoscabar la confianza. ¿Por qué las cuatro monarquías mundiales fueron representadas en la misma estatua que hizo el rey Nabucodonosor? (Daniel 2:31-35; 44-45). Simbolizan y personifican el mismo espíritu del anticristo que se opone al reino de Elohim y al pueblo del Eterno.

Cuando una persona no tiene a Jesucristo en su corazón, ¿quién protege ese palacio? ¿Quién controla todas las facultades físicas, morales y espirituales de tal individuo? ¿Cuáles son las armas que usa el enemigo para no perder ese palacio? Usa la injusticia contra la verdad, prejuicios, fortalezas, orgullo, sordera y ceguera espiritual, falsa paz y seguridad, engaños y mentiras para endurecer el corazón (2 Corintios 10:4-5).

En esa estatua hay un sucesión de reinos que son señalados por las diferentes partes del cuerpo con metales desiguales, pero cada monarquía influencia la siguiente con una orientación a un domino universal. Eso significa que detrás de cualquier cultura del mundo, detrás de ese programa moral espiritual, se encuentra el espíritu del mundo, Satanás (1 Corintios 2:12; 2 Corintios 11:4; Efesios 2:2; Santiago 4:4; 1 Juan 2:15-17; 1 Juan 5:19). La desintoxicación del Babilonia o del mundo, no es un proceso fácil de discernir en el creyente carnal y mundano. Sin embargo, cuando el hombre cambia de paternidad, la separación de babilonia es inevitable. La mayoría de creyentes ni siquiera saben que el mundo es un enemigo real, y tampoco entienden cuando la biblia habla del mundo en su aspecto negativo. La gente que ama el sistema del mundo con sus criterios y moralidad, son abiertamente enemigos del Altísimo. El mundo es un sistema organizado bajo el poder del reino de las tinieblas, un medio social, político, económico y religioso controlado por Satanás para oponerse al plan del Eterno. El mundo es una red (un programa) moral y espiritual con el fin de controlar pensamientos, palabras, y hechos. Es un enfoque anticristiano y antibíblico de la vida que el creyente tiene que resistir. Una persona se conoce por lo que ama y por lo que aborrece (Romanos 12:9). La mundanalidad es la antítesis de la espiritualidad bíblica. El mundo es un sistema o método que funciona separado de Dios, es un sistema que excluye y se opone a al reino de los cielos. La agenda del mundo organizado por satanás es corromper la comunión con Dios, y distorsionar el carácter del creyente para reproducir el carácter de satanás. ¿Puede un creyente amar al mundo, apegarse al mundo, enfrascarse en las cosas del mundo, vivir con los criterios del mundo, luego asistir al culto y ofrecer su mejor alabanza? (Mateo 6:24; Santiago 4:4). Todo lo que tiene origen en el mundo no viene de Dios sino del diablo. El mundo, como sistema diabólico, opuesto a Dios, sólo ofrece cosas que son pecados. Existen tres criterios que el mundo tratará de imponer al creyente. La concupiscencia de la carne, apetito y deseo (Mateo 4:2-4), la concupiscencia de los ojos, lujuria (Mateo 5:28; Génesis 3:6), y la vanagloria de la vida, alarde (Mateo 4:7-10). El objetivo de esta enseñanza es exponer el mismo espíritu maligno que ha querido inmovilizar al pueblo de Di-os mediante pruebas, experiencias y eventos, formando una cultura pagana o mundana. Ese espíritu cambia la verdad del Eterno por las experiencias personales de la vida. ¿Qué o quién es Nabucodonosor en la vida de todo creyente? ¿Quién o qué es mi rey babilónico? Hay que exponer los lugares ocultos de ese espíritu de cautiverio. Para levantarse de ese cautiverio espiritual, las iglesias deben conocer la doctrina de la mundanalidad, y exponer con la Escritura los criterios falsos del mundo. El espíritu del anticristo (el inicuo, sin ley, desafuero) es un demonio de cautiverio que le gusta robar tesoros, sitiar templos, incendiar la ciudad de Dios, levantar una cultura pagana, una adoración mundana, y hasta permite que se levanten algunas congregaciones pero con el ojo vigilante de un gobernador babilónico. El propósito de ese espíritu es sustituir la nueva Jerusalén por Babilonia, a Jesús por un falso mesías, el reino de Dios por religión, la adoración verdadera por la idolatría. Le gusta cambiar la Palabra de Dios por la filosofía del mundo. Busca independizar al creyente del Espíritu Santo, y de la comunión con Cristo Jesús, y en lugar de la Escritura promover la psicología. Es un espíritu que promueve la mundanalidad y levanta fortalezas mentales, al punto que dichas prácticas se ven normales y aceptables. El rey que conquista es la figura a seguir, el modelo de muchas congregaciones ya no es Jesucristo, es una personalidad mundana con procesos paganos. Muchos creyentes y congregaciones se han conformado y moldeado al espíritu del mundo, no quieren pagar el precio de la cruz. Es posible que los demonios ya se hayan ido, pero ya han dejado un trabajo sucio y una estructura mental que hay que derribar con el poder de la Palabra de Dios. El Señor tiene un patrón diferente de vida y cada debe aprender a renovar la mente para vivir según esa voluntad. No es suficiente con echar fuera a los demonios, la mente necesita ser limpiada y transformada.

El anticristo detrás de cada monarquía se personificaba con una figura de fuerza, terror, crueldad, liderazgo implacable, y no se detenía para castigar a los rebeldes. La invasión a Jerusalén consistió en una serie de ataques por 12 años, hasta el 586 a. C. El corazón del rey de babilonia estaba dedicado a adorar a Merodac o Marduk, posteriormente llamado Bel (Baal). No es un simple ataque es una embestida al pueblo de Di-os. El propósito detrás de esta enseñanza es que todo creyente aprenda a ver las tácticas del enemigo para robar la libertad en Cristo Jesús mediante líderes mundanos (Gálatas 5:1). El ataque del reino de las tinieblas por medio de babilonia (mundo) es una embestida persistente, incansable y constante. El objetivo de esas experiencias demoniacas es formar fortalezas (ὀχυρωμάτων, Ochyromáton 3794) mentales y argumentos (λογισμοὺς logismoús 3053) que se levantan contra el conocimiento de Dios (2 Corintios 10:3-5; Romanos 2:15). Cuando una fortaleza se arraiga en la vida de cualquier persona, aunque los demonios se hayan marchado, dejan un estilo de vida babilónico que solamente se puede deshacer renovando la mente con el poder de la Escritura. La meta de Satanás por medio de babilonia la religiosa, política y económica es robar, destruir y matar. Las iglesias que están sitiadas por el espíritu del anticristo no pueden ver una salida a los problemas. Esos creyentes siempre se sienten bajo el efecto del espíritu de estupor, cansados, aburridos, indiferentes, amargados, desanimados, pasivos y confundidos. Siempre se sienten insatisfechos, vacíos y sin propósito, al extremo que no pueden en la Palabra la fortaleza y la instrucción para destruir esa influencia. Tienen un velo demoniaco que no los deja ver, orar ni discernir. La experiencia de tales creyentes es de intimidación y miedo, prefieren escapar de los problemas que confrontarlos, y en lugar de atacar la raíz contienden con los síntomas. La estrategia de Babilonia es la confusión y la anarquía, y las personas confundidas no saben establecer prioridades (Mateo 13:7, 22; Santiago 3:16; 1 Corintios 14:33). Otro asalto intencional de Babilonia es distorsionar la visión espiritual por una de naturaleza temporal y mundana. Las personas se vuelven esclavos de lo momentáneo y sacrifican las recompensas eternas de Yahwéh. Satanás sabe que cuando existe sordera espiritual también prevalece la ceguera y la turbación (2 Corintios 3:14; Mateo 6:23; Efesios 4:18). Detrás de Babilonia existe un plan siniestro para separar al hombre de Dios, y que éste viva sin propósito y sin visión. Cuando el espíritu del anticristo roba la misión de una iglesia o creyente, de allí en adelante no podrán defender nada. El éxito del mundo es reemplazar la fuente de agua viva por cisternas rotas que no retienen el agua. En el Salmo 137 se puede observar de manera visible un cuadro de la condición de los cautivos por Babilonia. Todos los prisioneros de este sistema se encuentran sujetos a un gobierno extranjero, a una cultura pagana e idolátrica, la burla de los opresores. La cultura de Babilonia o del mundo todavía existe en la vida de mucho creyente que no ha renovado la mente con los criterios de Yahshúa. El pueblo de Israel cuando salieron de Egipto ya no tenían al opresor, pero ese espíritu demoniaco había dejado una cultura en la mente, y para eso era necesaria la comunión con Yahwéh y con la Palabra para levantar una contracultura (Esdras 1:2; 4:24). Es mucho más fácil ver los efectos de Babilonia (mundo) en otras culturas y personas, pero se necesita valentía para ver la mundanalidad personal (Esdras 9:1-2). El creyente que quiera vivir lo mejor de Dios aquí en la tierra, tiene que aprender a vivir fuera de la cultura babilónica y abrazar la cultura de Sion (Esdras 9:9-10). No puede haber santificación sin separación, sin rechazar el pecado, sin entregar la vida, sin abandonar la cultura de Babilonia, sin abrazar la verdad y rechazar la mentira. ¿Qué cultura es la que más aman los creyentes y las congregaciones del siglo XXI? La amistad con el mundo es enemistad contra Dios, y cualquiera que se haga amigo de Babilonia o del mundo, se constituye en enemigo de Elohim (Santiago 4:4; Tito 2:12; 1 Juan 2:15-17). La mayoría de creyentes modernos aparte de ser nominales son mundanos, y no tienen ningún problema en adoptar los caminos y los medios de la cultura mundana para vivir el evangelio.

El pueblo del Eterno fue redimido para reflejar la vida, naturaleza, carácter, cultura, valores, visión, misión y los criterios de Yahwéh. Babilonia es un sistema organizado bajo el dominio de Satanás, una estructura social con un orden de valores y de criterios que expresan el reino de las tinieblas. Cultura es un término que denota la complejidad de creencias, valores, costumbres y tradiciones que cada generación recibe de la precedente y trasmite a la que le siguiente, y que liga a los miembros de una sociedad. La manera en la que una persona piensa, juzga, actúa, habla, viste, come, trabaja, discierne, en buena medida, está determinado por la cultura. La iglesia en todas las épocas se ha dejado moldear más por el mundo que por la Palabra y la presencia del Eterno. En lugar de ofrecer un desafío y una alternativa al status quo con los valores del reino de Yahwéh, los ha aceptado y asimilado, y en lugar de rechazar la cultura de Babilonia los ha reproducido e incorporado en el servicio y en la adoración. Es fácil criticar la ceguera de los antepasados, pero resulta difícil tener conciencia de la ceguera personal. El primer paso hacia la recuperación de la integridad evangélica es reconocer que la cultura enceguece, ensordece y adormece (2 Corintios 10:5). El creyente que no se diferencia del mundo y de Babilonia, no sirve para nada (Mateo 7:13-16). En el tiempo de Esdras muchos Israelitas eran culpables de permitir que la cultura de Babilonia los invadiera (Esdras 9:8-11; 10:10-14). La iglesia debe reconocer la influencia del espíritu del mundo, un poco de levadura leuda toda la masa (1 Corintios 2:12; 2 Corintios 6:16-17). El mayor problema con el creyente actual es que no tiene identidad, no sabe a quién pertenece, desconoce la fuente verdadera, no conocen la cultura del reino de los cielos y no tienen la influencia del Padre para renovar la mente. De allí que el único modelo digno a seguir e imitar es a Yahshúa. Pero para ser libre de ese sistema y del espíritu del anticristo, el creyente debe tomar responsabilidad para vivir en libertad y reconocer la influencia de babilonia. La decisión de salir de Babilonia y romper con ese sistema y con ese espíritu demoniaco, es un asunto individual. ¿Qué se debe hacer para salir de Babilonia? Tener la actitud del hijo prodigo, ya no quiso seguir en el chiquero, volvió en sí y dijo: Me levantaré e iré a mi padre (Lucas 15:18). Cuando se toma la resolución de volver al Padre Celestial, cualquier figura de control mental comenzará a perder esa influencia y esa seducción. El desafío al vivir en Babilonia no es el aislamiento ni la asimilación, es vivir de tal manera que la iglesia no adopta los criterios y los valores de ese sistema caído y demoniaco. El método de Satanás para conquistar el mundo es usando el sistema de la babilonia política, religiosa y comercial. Control espiritual, moral, político y económico sobre las personas. Babilonia representa la rebeldía abierta y el desafío descarado del hombre contra la autoridad de Dios. Babilonia es la fuente de la idolatría mundial, es la madre de las rameras y de todas las abominaciones de la tierra. Esta ramera esta ebria y manchada con la sangre de los santos y de los mártires de Jesús. La gran ramera representa la falsa religión organizada por eso tiene en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de toda la inmundicia que ofrece al poder político, económico y espiritual (Jeremías 51:7-8; Apocalipsis 17:4-5). Esa perversidad empezó con la torre de Babel, Nimrod, Semíramis y el falso mesías Tammuz, alcanzando gran poderío con Hammurabi, y su máximo esplendor con Nabucodonosor. Los seguidores de esta ramera promulgan el evangelio del anticristo, lleno de toda inmundicia y corrupción. Babilonia es morada de demonios, y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible. Ese cuadro refleja un sistema sin Dios y sin el Espíritu Santo, abandonados al orgullo y a la mentalidad de Satanás (Isaías 13:19-22; 2 Corintios 6:17). Todas las naciones y todos los líderes políticos, religiosos y comerciantes de la tierra han fornicado con Babilonia.

(Daniel 1:1-2; 2 Reyes 24:8-17). El Eterno Elohim puede en Su soberanía permitir la dispersión, destierro, ostracismo, expatriación, deportación, y el exilio a lugares hostiles y culturalmente idolatras para propagar (difundir, extender, esparcir, manifestar, revelar) y comunicar entre las naciones Su glorioso nombre. Vivir en mundo con una cultura anticristiana, es muy importante tener el corazón y la mente sumergida en la Escritura y en a presencia de Elohim (Colosenses 3:1-2; Romanos 12:1-2). La soberanía de Dios penetra todo, no haya nada que escape al domino y autoridad del Eterno. La Escritura nos invita a confiar en la providencia de Yahwéh, Él tiene el control de las cosas grandes y pequeñas. La sabiduría de Yahwéh es tan profunda que hace que los sabios caigan en sus propias trampas, él tiene la capacidad de usar la astucia de Satanás para atraparlo. La providencia (presciencia y preordenación) de Yahwéh Elohim significa que el universo entero no es gobernado por la suerte ni por la casualidad (Hebreos 1:3; Colosenses 1:17; Nehemías 9:6). La providencia del Soberano del Universo se extiende al mundo demoniaco, angelical, animal, racional, tierra, galaxias, naciones, individuos, y acciones libres. La soberanía de Yahwéh es dominante porque nadie tiene los atributos de él. Nadie escapa a la supremacía del Eterno y nadie puede frustrar los planes y designios de él. Satanás puede manipular a un Judas, Pilato, Hitler, Josef Stalin, Mao Zedong, Leopoldo II de Bélgica, Hideki Tojo, Kim II Sung, y Antíoco Epífanes, pero no puede manipular la soberanía del Altísimo. Eso significa que sin importar la corrupción política a nivel mundial, el control que ejercen las elites satánicas, todavía no existe ningún enemigo que pueda frustrar el consejo de Dios (Salmo 33:10-11; Efesios 1:21-22). Ningún creyente sufre persecución sin que la voluntad del Señor esté involucrada (1 Pedro 3:17), él es autónomo y reina sobre la maldad de Satanás y de los ángeles caídos (Mateo 8:29-32; Marcos 1:27; Lucas 22:3, 31, 52-53; Juan 10:17- 18). Yahwéh Yahshúa es soberano sobre la mano de Satanás para causar enfermedades y desastres naturales (Job 1:11-12, 16-19; 2:5-7; Lucas 13:10-17; Hechos 10:38). Sin importar la crisis que el pueblo del Eterno este viviendo, ningún enemigo es soberano sobre la adversidad, enfermedad, economía, ataduras y ligaduras. En la Escritura existen promesas de restauración cuando hay arrepentimiento y se abandona el pecado. Sin importar cuan bajo una persona, congregación y nación haya descendido y resbalado, cuando hay arrepentimiento y conversión, el favor del Eterno volverá según la parábola del hijo prodigo (Ezequiel 6:9; 7:16). Cuando hay arrepentimiento, conversión y obediencia a la voz de Elohim, Yahwéh promete volver a tener misericordia y restaurar a tal persona de cualquier profundidad y distancia (Deuteronomio 30:1-15; Romanos 10:6-13). Sin importar la gravedad del caso, la providencia del Eterno puede restaurar cualquier desgracia en bendición. Existe un camino para volver a la casa del Padre Celestial, y es recordar las promesas de la Escritura. ¿Cómo levantarse del fracaso, de la derrota, y del pecado? ¿Cómo se regresa de la zona de muerte y del fracaso? ¿Cómo fueron sanados los cuatro leprosos? (2 Reyes 7:1-11). ¿Está viviendo entre la espada y la pared? ¿Se siente que llegó a un callejón sin salida y la situación cada vez se vuelve insoportable e irreparable? No hay nada más triste que llegar al final de la vida y preguntarse qué hubiera sucedido si se hubiera tomado ese riesgo, ese cambio, y esa oportunidad. ¿Cómo responder cuando no hay esperanza para volver a comenzar? ¿Cómo recuperarse del fracaso? Jesús está parado frente a esa tumba, a ese callejón sin salida y dice: ¡Despierta, vístete de poder, cambia esas vestiduras viles por ropas de gala, sacúdete del polvo y levántate, rompe las ataduras de tu cuello, date vuelta y sal fuera, vuelve a casa y regresa a la vida! Dios quiere liberarte de los trapos del fracaso. Muchos héroes de la fe regresaron del abismo del fracaso, porque el poder más grande para cambiar cualquier desgracia es la elección. Las decisiones revelan a quién se pertenece, quién soy y hacia dónde voy. El éxito y el fracaso de hoy son el resultado de decisiones del pasado. El éxito del futuro será el resultado de las decisiones del presente.

La vida es una serie de opciones y de decisiones. Jesús está parado frente a la tumba de esos fracasos y lo llama a salir. El escenario está listo para una reaparición, dígale adiós al fracaso. Reciba un nuevo futuro en Jesucristo, un nuevo comienzo. No permita que el pasado determine el futuro. El punto de partida para cualquier restauración es escuchar la voz de Dios, tener el valor de confrontar la situación presente, medir el costo de la bendición y de la maldición, aceptar las promesas del Señor y prepararse para ese cambio, es mejor morir marchando hacia la dirección correcta. En 1 Samuel 30:1-20 se encuentra una enseñanza del poder restaurador de Elohim en medio de cualquier desgracia, existe un lugar para volver a empezar cuando no hay fuerza para caminar y todo parece perdido. Según el contexto de esta historia de restauración, los pasos a seguir son: Hacer duelo, expresar el dolor al Señor Yahshúa, fortalecerse en la presencia y promesas del Eterno, obtener una palabra viva y verdadera, recobrar la visión espiritual, atacar sin dejar sobrevivientes, recuperar todo lo perdido, celebrar la recuperación y restauración, y compartir la victoria con los demás para la gloria de Yahwéh. Nadie puede juzgar la providencia divina por los aspectos temporales del presente, es necesario mirar el futuro, el cuadro completo.

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Yahwéh, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. Siguiendo el contexto de Daniel 1, se va a desenmascar el programa de Satanás al usar Babilonia como su red cultural, y al espíritu del anticristo para anular el plan de Dios con el hombre. En plan de babilonia es eliminar el nombre del Eterno porque en ningún otro hay salvación (Hechos 4:12; Filipenses 2:9-11). ¿Por qué es muy importante conocer el verdadero nombre del Eterno y del Salvador? La estrategia de Satanás de no permitir que la comunidad evangélica tenga herreros para hacer espadas, es una artimaña vieja. En los días de Saúl cuando tenían que enfrentar a los filisteos, ninguno del pueblo que estaba del lado del rey Saúl tenia espada ni lanza, excepto el rey y Jonatán (1 Samuel 13:19-22). En cualquier contexto religioso y político, todos se sienten cómodos y tranquilos con cualquiera que use el termino Dios (titulo) en eventos especiales, pero sienten un gran rechazo al mencionar el nombre del Eterno. ¿Por qué en las traducciones bíblicas han estado cambiando el nombre del Eterno por los títulos de Señor y de Dios? ¿Por qué es tan importante restaurar el nombre sagrado del Altísimo en el antiguo y nuevo testamento? La estrategia de babilonia es introducir al texto sagrado mediante traductores e imprentas perversas, nombres y títulos de términos con etimología cuestionable y demoniaca. No es bueno perpetuar vocablos que se le atribuyen al Eterno que son de procedencia pagana e idolátrica. La modalidad de camuflarse del diablo no es algo nuevo, se puede disfrazar como un mensajero de luz y de justicia, cuyo fin es extraviar y ganar ventaja. En el tiempo del profeta Oseas ya existía esa modalidad, el nombre de Baal era asociado con Yahwéh, pero venía una renovación en la que ese nombre sería olvidado para siempre en Israel (Oseas 2:16-17). Lo que hacía más difícil de resolver el asunto era que Baal significa dueño o señor. Actualmente se necesita una reforma radical en las traducciones de la Biblia para quitarle cualquier basura que siervos de Satanás hayan introducido a propósito. El camino y las obras de Israel fueron como la inmundicia de una mujer menstruosa, por toda la idolatría y la sangre que derramaron. En las naciones a donde fueron arrojados se burlaban de ellos diciendo que eran comedores y matadores de tanta gente que dejaron la tierra manchada. Cuando llegaron a las naciones adonde fueron expatriadas, también allí profanaron el nombre del Eterno. De tal manera que los enemigos de Dios se burlaban de ellos diciendo: Si estos son el pueblo del Eterno, ¿por qué han tenido que abandonar la tierra de él? Jesucristo? Nada ni nadie. Ni los problemas, ni los sufrimientos, ni las dificultades. Tampoco podrán ¿Quién podrá separarnos del amor de hacerlo el hambre ni el frío, ni los peligros ni la muerte.

Eso hacia parecer a Yahwéh como un Dios impotente de cuidar a ese pueblo y como mentiroso ante las promesas que le había dado a esa nación. Luego Elohim decide actuar al ver Su santo nombre profanado, y deja bien claro que va obrar por causa de Su santo nombre, y las naciones nuevamente sabrán que él es Yahwéh, cuando sea santificado por medio de ellos ante los ojos de esos burladores. No es porque merezcan un buen trato, se trata del valor del santo nombre del Gran Yo Soy, y para lograr eso, Dios va esparcir sobre ellos agua limpia, para que sean limpiados de todas las inmundicias, y de todos los ídolos serán purificados. Dios promete para santificar su santo nombre darles un corazón y un espíritu nuevo, quitar el corazón de piedra y darles un corazón dócil, poner dentro de ellos Su Espíritu para que puedan andar en sus estatutos, y guardar sus preceptos (Ezequiel 36:13- 32). La corrupción de Israel exigía un castigo coherente con el nombre y la naturaleza de Yahwéh, pero de igual manera, la profanación de Su nombre demandaba la restauración de ese pueblo. A los ojos de la gente de babilonia al ver a los deportados y conquistados por Marduk (Merodac), la divinidad de los hebreos para ellos era inferior y perdedor (Cf. Números 14:12-19; 2 Samuel 12:1-14; Jeremías 50:1-2). Marduk según una estela que representa esta divinidad pagana, es un ser hibrido con cuerpo de serpiente. Israel había dañado la reputación de Yahwéh ahora Dios tiene que reivindicar su glorioso nombre que había sido pisoteado (2 Corintios 6:3), y el pueblo del Eterno ha sido creado para dar gloria a Su nombre (Isaías 43:7). En los días del rey Ezequías, el rey de Siria le envió a decir que no se engañara y confiará en Yahwéh, que tomará en cuenta a todas las naciones que habían caído bajo su poder, y que no había ninguna divinidad que pudiera librar a Judá. Senaquerib cometió un grave error al comparar a los dioses de las naciones con el Elohim de los hebreos. Según el rey de Siria el consejo y el poderío para la guerra del rey de Judá eran palabras vacías, y hasta se jactó de haber llegado en el nombre de la divinidad de los hebreos (2 Reyes 19:1- 37; 2 Crónicas 32:1-23; Isaías 36:1-22; 37:1-38). El génesis de cualquier restauración únicamente tiene que ver con la reputación y la gloria del nombre de Yahwéh, esa es la motivación principal de cualquier milagro y obrar del Eterno (Juan 11:4). El exilio fue la respuesta de Dios para corregir un problema, pero la solución de ese problema había creado otro problema, la reputación de Yahwéh estaba por los suelos, y eso era intolerable. Según el contexto del vocablo hebreo cuando se habla de Shem (8034) se refiere al carácter esencial de Yahwéh (Jeremías 23:27; Éxodo 3:13-14; Isaías 9:6). Cuando el creyente olvida la naturaleza, el carácter y los atributos del Eterno, con facilidad pueden aceptar cualquier doctrina errónea y creencia pagana (Miqueas 4:5; Éxodo 20:7; 34:5-6; Números 6:23-27; Oseas 12:5; Joel 2:26). Conocer los nombres del Eterno con sus atributos ayuda a enfrentar cualquier crisis (Salmo 9:10). Cuando el Hijo del Padre vino al mundo, ese nombre no fue dejado al azar, Gabriel entregó el nombre a María y a José (Lucas 1:28; Mateo 1:21; 6:9). El nombre más importante de Elohim en el antiguo testamento es Yahwéh, pero los traductores han seguido la misma presunción de los judíos que lo han sustituido por títulos. Eso no es agradable ni ético, porque aparte de corromper el texto sagrado no comunica de forma clara a quién se dirige tal persona, y el Altísimo no desea ser conocido como un ser impersonal. Es un Ser personal a quien se puede conocer más no comprender, amar y adorar, se puede tener comunión con él. La transcripción de Jehová es artificial e hibrida al agregarle las vocales de Adonay o Señor al nombre sagrado, vocales que se habían agregado para no pronunciar el nombre admirable, una traducción espuria que se creó en el siglo XV por ignorancia lo más probable. En éxodo 3:13-15 el objetivo de Elohim antes de velar el nombre sagrado, primero le tiene que explicar a Moisés el significado de Su nombre que es admirable (Éxodo 6:2; Juan 8:56-58). Yo soy el que soy, Eheyeh asher Eheyeh, luego en el versículo 15 le revela el nombre sagrado. Le explica primero la grandeza de ese nombre que es inefable, inescrutable, absolutamente libre y soberano, autosuficiente, autoexistente, autosustendador, e independiente.

En otras palabras le está diciendo, soy un ser absoluto, tengo existencia propia, libre de toda limitación y de toda imperfección, la causa de todo lo que existe, y las únicas restricciones son las que tienen que ver con mi naturaleza y carácter inherente. Soy autoexistente y necesario, autosuficiente e independiente, no soy un ser creado por nadie ni dependo de nada (Juan 5:26), porque antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí, y fuera de mi no hay quien salve, y aún antes que hubiera día, yo era (Isaías 43:10-13; 44:6; Deuteronomio 32:29). Mi aseidad Moisés no tiene comienzo ni fin, nadie antes ni después de mí puede considerarse omnipotente, omnisciente y omnipresente. Soy autoexistente, autosuficiente, no le debo mi ser a nadie porque no tengo origen, no fui creado por nadie y no dependo de nada, por eso Yo Soy (Juan 10:15-18). Soy el único ser independiente, y todas las cosas creadas en mí subsisten, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades (Colosenses 1:16-17; Hebreos 1:3; Isaías 40:18; Hechos 17:25). Soy el incomparable, inefable, inconmensurable, inmenso (1 Reyes 8:27) e inmutable, el único que tiene inmortalidad, que habito en la eternidad y en luz inaccesible. No hay nadie como yo, ni arriba en los cielos ni abajo en la tierra, nadie semejante a mi (Salmo 89:6-52), por eso las imágenes visibles del invisible son absurdas, porque soy un ser trascendental (Isaías 40:12-31). En mi nombre Yahwéh se encuentra implícito que soy autoexistente, autosuficiente e independiente, eterno, inmenso, infinito, e inmutable. Moisés no le debo mi ser a nadie, existo por mí mismo, soy el único ser absolutamente autoexistente que da vida y aliento a todas las cosas. En un lenguaje sencillo le dijo que él es perfecto, inmutable, inmenso, intrínseco, eterno, soberano, independiente, e infinito. Quiere dejar claro que él es infinito y personal, es Emanuel. El ser de Elohim es Eterno (Salmo 90:2), se sabe por la leyes de la física científica moderna que la materia, el tiempo y el espacio deben producirse simultáneamente. Yahwéh es incomparable, eterno e inmutable en esencia (Salmo 102:25-27; 33:11; Isaías 46:9-11), que no tiene principio ni fin, ni pasado ni futuro porque vive en un eterno presente indivisible, que no hay nada ni nadie antes de él, y que todo lo creado sin importar lo pequeño o grande son insignificantes para él (Isaías 45:5-7; 43:10-13; Deuteronomio 32:39; 1 Reyes 8:60; Nehemías 9:6). Inmutable revela que no puede ser mejorado ni desfigurado, que no hay desarrollo ni progreso en él, no está limitado a ningún proceso de perfeccionamiento, que es inalterable en su ser y atributos, y que es el modelo absoluto de la belleza física, moral y espiritual (Isaías 9:6-7; Génesis 32:29; Éxodo 34:6-7). Luego siendo lo que él es intrínsecamente, no existe nadie tan digno, valioso, admirable, importante, y merecedor de atención y de deleite como él. Conocer el nombre del Eterno es conocer la identidad de él (Juan 8:21, 58; Apocalipsis 1:8; 4:11; 5:12-13). Los esfuerzos del reino de las tinieblas por borrar el nombre de Yahwéh y la cultura del reino de los cielos, siempre han fracasado sin importar las bestias políticas, militares, económicas y espirituales. Según el espíritu de babilonia se estaba llevando lo mejor de Jerusalén para erradicar el culto y la cultura del Dios verdadero. El objetivo era babilonizar a los hebreos mediante el adoctrinamiento, la asimilación y la conformación. Todos los que fueron escogidos para estar en el palacio el rey, tenían que ser enseñados en toda sabiduría y la lengua de los caldeos, pero como parte de la asimilación cultural los nombres les fueron cambiados. Según el rey de babilonia no había dios como el dios de ellos, pero muy pronto mediante un decreto el Elohim de los hebreos sería honrado por un rey perverso y cruel, porque Bel no pudo proteger del fuego ardiente a los que lanzaron a los tres hebreos. El pueblo del Eterno siempre será desafiado a adorar los dioses falsos del mundo. Muchos siglos atrás, el arca del pacto fue capturada por los filisteos, y la metieron en la casa de Dagón, y la pusieron junto a Dagón (1 Samuel 5:1-5). Elohim abandonó el arca cuando Israel trato de utilizarla como una caja mágica (ídolo) para asegurarse la victoria sobre los filisteos (1 Samuel 4). Tal parece que Dios prefería que el arca estuviera en la casa de Dagón que bajo la administración de Elí y sus hijos perversos.

¡Sorpresa!, al día siguiente cuando los de Asdod se levantaron de mañana, encontraron la estatua de Dagón postrado en tierra delante del arca de Yahwéh. Volvieron a tomar a Dagón y lo volvieron a su lugar, y al día siguiente nuevamente Dagón estaba postrado en tierra delante del arca de Yahwéh, con la cabeza cortada y las dos palmas de las manos sobre el umbral. Luego la mano de Yahwéh se agravó sobre los habitantes de Asdod, y los hirió con tumores en todo el territorio. Eso era una evidencia que la victoria de los filisteos no era obra de Dagón porque estaba postrado delante del arca del pacto, y era una advertencia para abandonar el culto a esa divinidad impotente antes que el juicio cayera sobre todos ellos. Al final para librarse de esa plaga, los mismos adivinos y brujos llegaron a la conclusión que tenían que dar gloria al Elohim de Israel, para que quitara la mano sobre ellos y sobre sus dioses, y sobre la tierra. Ahora se puede unir a la alabanza de Job cuando dijo: Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti, ahora reconozco tu gran poder, y que nadie puede estovar tus planes. Reconozco que he dicho cosas en mi dolor y desesperación, cosas demasiado maravillosas que yo antes no comprendía. De oídas te había oído, pero ahora mis ojos te ven (Job 42:1-6). Antes de pasar por toda esta experiencia tan dolorosa y humillante, después de oír la voz de Dios en medio del torbellino, Job tiene una revelación viva de los designios del Altísimo. De ninguna manera significa que el conocimiento que Job tenía antes del Eterno fuera falso, era restringido como un espejo oscuro. Ahora tiene una vivencia ampliada, ha escuchado la voz de Dios, y resulta que el Sempiterno a pesar de todo es bueno. La mayor riqueza para este héroe de la fe sigue siendo Elohim mismo, pero dentro de ese drama el prestigio del Eterno estaba en juego, los amigos de Job habían desfigurado los atributos y el carácter de Dios. Ante la sabiduría de Yahwéh, tanto él como Job necesitaban una restauración o reivindicación pública. También se tenía que aclarar el razonamiento falso que la prosperidad era una señal infalible del favor divino, porque el silogismo (sofisma) de Bildad implicaba que Job no era limpio ni recto y por lo tanto estaba sufriendo como un pecador (Job 8:6; cf. Juan 9:2-3; Lucas 13:4-5; Romanos 8:32-34; 1 Juan 3:2; Lucas 22:31-32).

a) SITIAR Y CONQUISTAR AL PUEBLO DE DIOS (v.1). La estrategia en los tiempos antiguos para conquistar un reino era arrinconar y asediar una fortaleza. Es una maniobra militar, política y económica que todavía se usa en el mundo moderno para lograr la rendición, pero bajo métodos más sutiles. El objetivo de sitiar una ciudad, nación, congregación, familia, e individuos es obligar mediante un bloqueo persistente doblegar la voluntad. Siendo que el Espíritu Santo conoce esa maquinación del reino de las tinieblas, manda al creyente a perseverar en oración (Mateo 10:22; Hechos 1:14). El objetivo al sitiar es capturar, despojar, robar, vencer, esclavizar, seducir, encandilar, invadir, colonizar, y catequizar. En el tiempo de Eliseo el rey de Siria Ben-adad subió con su ejército para sitiar Samaria. Fue tan severo el asedio que el estiércol de palomas se vendía por cinco piezas de plata, y dos mujeres habían cocido a un niño para comérselo (2 Reyes 6:2-29). En el siglo XXI las elites luciferinas usaron el Covid-19 para destruir economías y sembrar la anarquía. Este pasaje revela la actitud del espíritu del anticristo en busca de poder y de control. Actualmente hay un escenario político, económico y religioso trabajando sigilosamente para entregarle todo el poder al reino de las tinieblas. ¿Por qué hacen tanto ruido las naciones? ¿Por qué las diabólicas conspiraciones de los pueblos? ¿Por qué líderes demagogos y delegados políticos se reúnen para hacer conversaciones de rebelión? ¿Por qué quieren librarse y romper las cuerdas del reino de Elohim? ¿Cuál es la molestia, disgusto, rabia, y el enojo de las naciones? Las naciones no quieren ser gobernadas por Yahwéh Yahshúa, prefieren el reino de Satanás (Isaías 11:10; Miqueas 4:1-5; Mateo 21:33-46; Daniel 2:34-35; 44-45).

¿Cuál es el escenario perfecto para crear el nuevo orden mundial, la plataforma ideal para darle autoridad el antimesías? (Apocalipsis 13:2-8). La anarquía política, económica y religiosa. El objetivo NOM es tener un gobierno mundial, un líder mundial, una religión mundial, una economía mundial. ¡No es la primera vez que Satanás intenta lograr esa ambición Luciferina, en la torre de Babel se puede ver ese intento registrado! El antimesías será mucho más que un dictador político y militar, será adorado por el mundo como la cabeza de una religión oficial. El proyecto del anticristo es un aspiración muy antigua del diablo, un programa que ha sido impedido por Dios desde el principio de la raza humana, concretado hasta que llegue el tiempo señalado (2 Tesalonicenses 2:6-9). El tiempo de la gran sacudida se acerca, el fundamento de cada persona será puesto a prueba, la tormenta se aproxima, y los que edificaron su casa sobre la arena, seguirán la corriente del mundo. El arrebatamiento de la iglesia va a terminar de crear el vacío y el caos que Satanás necesita para manifestar al desafuero (Mateo 7:24-27; Hebreos 12:22-29). El asedio es para robar promesas, herencia, identidad, liderazgo, cultura, valores, prioridades, significado y no poder realizar los proyectos de Dios. El pueblo de Israel había llegado a un nivel de corrupción tan alto, que Yahwéh mismo decidió entregarlos bajo el control de babilonia para erradicar la idolatría. Uno de los mejores pasatiempos del reino de las tinieblas es asediar y esclavizar al pueblo de Dios, para que no hayan testigos del poder de Jesús, y borrar la cultura del reino de los cielos (Apocalipsis 13:7). Cuando nació Jesús en Belén, Herodes bajo la influencia de Satanás mandó a matar a todos los niños menores de dos años para eliminar al Mesías (Mateo 2:13-23). En la sinagoga de Nazaret, Jesús entró conforme a la costumbre del día de reposo, y se levantó a leer Isaías 61:1-2, después de esa lectura y explicar el cumplimiento de esa promesa delante de todos los presentes quisieron matarlo. La ira se apodero de todos los que estaban en la sinagoga, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre sobre el cual estaba edificada la ciudad, pues querían arrojarlo por el precipicio (Lucas 4:16-30). El sueño de Satanás en su máxima manifestación será cuando el dragón entregue a la bestia poder, autoridad y trono para ser ambos adorados (Apocalipsis 13:1-4). ¿Cuál era el contexto del pueblo de Israel para que Yahwéh Elohim enviara a los caldeos a sitiar y conquistar Jerusalén? Habían violado el pacto, sacrificios humanos a Moloc (Jeremías 19:4-9), libertinaje, orgullo, ingratitud, hipocresía, obstinación, corrupción colectiva, indiferencia, opresión, injusticia social, cinismo mundanalidad, idolatría, apostasía, impiedad, apostasía, y crueldad. Porque desde el más pequeño hasta el más grande seguían la avaricia, y desde el profeta hasta el sacerdote, todos eran engañadores y obraban falsamente (Jeremías 6:7-15; 7:30-32). Era una generación tan malvada que abrazaron el engaño y la rebeldía, nadie se arrepintió del mal, aborrecían lo bueno y amaban lo malo, jueces y magistrados juzgaban por soborno pervirtiendo el derecho, todos estaban resueltos a seguir su propia carrera, como caballos que arremeten con ímpetu en la batalla. En el día del juicio no serán recogidos ni enterrados, serían tratados todos como estiércol sobre la faz de la tierra (Jeremías 8:1-6). Los gobernantes juzgaban por cohecho, los profetas adivinaban por dinero, y los sacerdotes enseñaban por dinero como Balaam. Para una generación de tal calibre ya no había medicina por falta de aplicación, y Dios promete enviarles serpientes, áspides, y juicios contra los cuales no habría encantamiento que funcionara. Yahwéh le muestra a Jeremías en visión dos cestas de higos, en una cesta había higos muy buenos, y en la otra canasta había higos muy malos, eran tan malos que no se podían comer. Los higos bueno serían preservados, edificados, plantados y nunca serían destruidos ni arrancados, los ojos del Eterno estarían puestos sobre ellos para bien, y con la promesa de recibir un corazón para conocer a Yahwéh en el exilio, para volverse a él de todo corazón (Jeremías 24:1-10). Pero para los higos malos, que de malos no se pueden comer, serían abandonados al escarnio, por refrán y por ejemplo de maldición y de exterminio en cualquier lugar que fueran y se encontraran.

La visión de los higos buenos representa la primera deportación, allí se fue Joaquín, todos los príncipes y todos los hombres valientes, dentro de este grupo iba Daniel y los otros tres hebreos. Los higos malos representan los que no fueron al exilio, símbolo de todo lo que estaba corrompido. Judá se había corrompido tanto que ningún rebuscamiento en esa vid se podía encontrar fruto. Los líderes espirituales curaban la herida de ese pueblo con liviandad, hablando de paz y de prosperidad. Los falsos profetas en el afán de complacer al pueblo y llenar los bolsillos, no procuran predicar ni aconsejar para producir arrepentimiento y un compromiso profundo de vida, sino que edifican y recubren la pared con lodo suelto (Ezequiel 13:1-23; Jeremías 6:10). Cuando la herida es grave se requiere de un tratamiento urgente y radical en lugar de una curación superficial con palabras falsas y vacías (Jeremías 6:11-26; 8:4-17). El pueblo de Dios debe pararse en medio de tan gran encrucijada, y preguntar por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andar por Él, y hallar descanso para el alma. El fuego profético del poder de la Palabra debe quitar las impurezas y dejar sólo el metal puro. Sin embargo, hay gente que ningún proceso de refinamiento resulta ser adecuado, porque en esos terrenos no se puede sembrar nada bueno, son escoria imposible de refinar (Jeremías 6:28-30). Por la maldad del pueblo de Israel y por la corrupción de los hijos de Elí, el Señor trajo la destrucción de ese santuario, lo mismo le iba a suceder la casa sobre la cual era invocado el nombre del Eterno, pero que habían profanado (Jeremías 7:11-15). Y para llenar la copa de la ira del Altísimo, también adoraban a la reina del cielo (Astarté, Ishtar, Asera, Afrodita, Venus, Isis, Inanna, Diana, Semíramis). Muchos se engañaban pensando que podía ocurrir el mismo milagro de liberación cuando Senaquerib sitió Jerusalén (2 Crónicas 32:20-21). Era tan grave la corrupción que el mismo Elohim la llama plata desechada, usando la metáfora de un ensayador o examinador, el mineral era tan depravado que ningún procedimiento lograba desprender la escoria de la plata. El fuego profético de la voz de Dios no logró quitar las perversiones, eran de un metal tan depravado que no había remedio ni fuego purificador que lograra arrancar de ese pueblo la suciedad (Ezequiel 22:18-22). Había sangre de sacrificios a Moloc, falta de respeto a los padres, al extranjero trataban con violencia, estafaban al huérfano y a la viuda, y profanaban el santuario. Era una época de gran apostasía, tenían relaciones sexuales con la esposa del padre, abusaban de la mujer en su periodo de menstruación, y tenían relaciones sexuales con las nueras. El culto era un servicio de labios, y el fruto de esa adoración en la vida diaria no tenía ninguna aplicación, igual a los creyentes nominales de la época moderna. Los pecados sin arrepentimiento tendrían como juicio la deportación de los higos buenos y la destrucción de los higos malos. La opresión al pobre había llegado al extremo de vender por dinero al justo, y al pobre por una par de zapatos, pisoteaban en el polvo de la tierra las cabezas de los desvalidos, el hijo y el padre tenían relaciones sexuales con la misma mujer (prostitución sagrada), y bebían vino sacrificial en el templo de los dioses. Llegaron al colmo de la maldad, mataban por dinero, cobraban altos intereses al dinero prestado, y extorsión al prójimo por mencionar unos pocos (Ezequiel 22:1-13). Se habían convertido en escoria, todos eran bronce, estaño, hierro, plomo, y Dios los va a juntar y a fundir en el fuego de su ira. Los príncipes de Judá era leones rugientes, los jueces lobos nocturnos, los profetas livianos y prevaricadores, los sacerdotes falseaban la ley y contaminaban el santuario. Cualquiera podría pensar que con la primera deportación se iba a corregir los higos malos que se habían quedado, y a enderezar el camino, pero fue todo lo contrario. Ezequiel en Babilonia tuvo una visión en el sexto año de la deportación, y fue llevado a ver las grandes abominaciones que hacían en el santuario, allí tenían el ídolo del celo, ídolos detestables de reptiles y bestias pintados en la pared, y todos los ídolos de la casa de Israel. Y en cada cuadro que el Eterno le mostraba, las abominaciones eran más atroces que las anteriores, estaban viviendo en la cúspide de la idolatría. Habían contaminado tanto la casa del Señor que al final determino quemarla (Ezequiel 8:1-18; 2 Reyes 25:8-10).

Juraban por Milcom y por Yahwéh, bebían la copa del Señor y la copa de los demonios, participaban de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios, siempre claudicaban entre dos pensamientos. Una generación similar será la que le dará la bienvenida al nuevo rey de babilonia que es el anticristo. La humanidad del siglo XXI a nivel mundial es amadora de sí misma, avara, vanagloriosa, soberbia, blasfema, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, y sin afecto natural. La lista sigue con implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, amadores de los deleites más que de Yahwéh, que tienen apariencia de piedad pero son falsos creyentes (2 Timoteo 3:1-5). Esta es la generación que va a cosechar los peores juicios de Dios, es la estirpe más perversa dentro de toda la historia de la humanidad. Es la sociedad que verá la manifestación del hombre del pecado, porque la mayoría tienen una mente reprobada, y por cuanto no quisieron recibir el amor de la verdad para ser salvos, son entregados al engaño por complacerse en la injusticia. Nada es pecado en esas mentes perversas, las leyes buenas son aquellas que van contra la cultura del reino de Dios. Sodoma y Gomorra y los antediluvianos parecen santos a la par del mundo moderno (Mateo 11:20-24; Isaías 5:20). El límite máximo de la corrupción es tergiversar la luz con las tinieblas, la verdad con la mentira, eso se puede ver en los noticieros, en los políticos y en muchos ministros del evangelio. Una generación perversa es aquella que no tiene la mente de Jesucristo, caminan en la perversidad de sus propios planes y son amantes de los deleites más que de Dios (2 Timoteo 3:1-5). Que nadie se adelante a juzgar los aspectos temporales del mundo presente, es necesario mirar el futuro. Con la llegada del coronavirus, todos presienten que se ha entrado en una era de incertidumbre, inseguridad, incredulidad, y las fallas sísmicas a nivel mundial del mundo político, social, espiritual, financiero, y cultural es agonizante. ¡La buena noticia, Yahwéh Dios sigue sentado en su trono! (Isaías 6:1-4). Jesús ya ganó el derecho de gobernar el universo entero conforme al plan del Padre (Apocalipsis 5:1-4; Mateo 4:1-11). La hostilidad abierta del hombre hacia la soberanía de Dios es visible, aparte de ser absurda, irracional, incomprensible e injustificada. La injusticia y la crueldad dominan la vida pública y la vida privada. Todos necesitan un rey, que pueda eliminar la maldad individual y de la sociedad. ¿Qué sucede al no querer mirar al Rey más grande? (2 Tesalonicenses 2:7-12). Se tiene que servir a uno falso (Juan 5:43). Es una insensatez luchar contra Yahwéh, todos los imperios y filosofías serán destruidos. La confabulación de los humanistas, marxistas, socialistas, progresistas, comunistas, y de los liberales ha fracasado (Daniel 2:34-35; 44-45). Dios ha investido a Jesús el Mesías para gobernar, ante él todo enemigo será derrotado (Filipenses 2:9-11; Apocalipsis 12:7-12). El objetivo de babilonia al conquistar es cambiar la cultura y borrar el nombre del Eterno. Babilonia ha llegado a ser la cultura del mundo, es una red que conforma la mentalidad de las personas, creyentes que no han renovado la mente con la cultura de Sion o Jerusalén. Sin embargo, para romper la mentalidad babilónica lo primero que se debe hacer es cambiar de fuente, de dueño y de padre. Es la hora de romper con cualquier estructura babilónica, confiando en el poder y el terror de Yahwéh (Josué 5:1). Todo creyente acepta axiomáticamente que Yahshúa es todopoderoso, la misma queja de Gedeón, pero cómo tener acceso a ese poder liberador. La Escritura en libro de hebreos dice que todo fue ya terminado desde la fundación del mundo y consumado en el sacrificio de Yesús, pero de nada les aprovechó la promesa porque no fue acompañada con hechos. Es el momento de tomar en serio las promesas del Eterno y aplicarlas al diario vivir, la fe en Elohim cambia cualquier poder demoniaco.

b) CAPTURAR AL REY Y LA FAMILIA DEL REY (v.2-3). Después del asedio moral, emocional, físico, y espiritual, el próximo mecanismo de conquista es aprisionar al rey, a la familia del rey, príncipes y oficiales, los tesoros de la casa de Yahwéh, apresar a todos los varones valientes, artesanos, herreros, a todos los varones de guerra, y colocar líderes bajo el modelo de babilonia.

Lo primero que hizo el rey de babilonia en la primera campaña por mandato de Yahwéh para traer juicio contra los pecados de Manases, porque los que le siguieron continuaron esas prácticas de sangre inocente. Todos los reyes que sucedieron a Manases hicieron lo malo a excepción del rey Josías. Después de la muerte de Josías reino su hijo Joacaz, Eliaquin (Joacim), Joaquín, y Matanías (Sedequías Jeremías 32:5; 34:3; Ezequiel 12:13), y todos seguían el mismo patrón de maldad ante los ojos de Yahwéh (Isaías 20:17). La estrategia de Satanás es herir a los líderes para dispersar las ovejas. Sin embargo, la mayoría de los pastores de Israel se apacentaban a sí mismos, no fortalecían la débil ni curaban la enferma, no vendaban la perniquebrada ni volvían al redil la descarriada, sino que se habían enseñoreado con dureza y con violencia del pueblo del Altísimo. Por falta de un liderazgo ejemplar, andaban vagando sin pastor, y eran presa de cualquier fiera del campo (Mateo 9:36). Los verdaderos líderes del Eterno son llamados para influenciar mediante el ejemplo, pero es allí donde el enemigo concentra sus ataques para destruir los fundamentos. La estrategia del reino de las tinieblas como siempre es atacar las piezas claves, padres, pastores, jefes, líderes, y políticos. El ataque a los fundamentos para que el mundo funcione de manera opuesta a la voluntad del Creador y corromper la cultura de cualquier sociedad y nación. Son muchos los creyentes que todavía están viviendo vidas paganas y babilónicas (Mateo 6:31-34). Significa que aunque el creyente trabaja en oficios y profesiones, vive todavía con un enfoque mundano. Es un llamado a abandonar la mentalidad babilónica y abrazar la cultura de Sion. ¿Cuál era el ministerio, oficio, misión, negocio, encargo, y la función del profeta Elías? Reconciliar a los padres con los hijos, para que los rebeldes aprendan a obedecer, y de ese modo preparar un pueblo bien dispuesto para recibir al Señor Yahshúa (Lucas 1:17; 1 Reyes 18:21). El pecado separó al hombre de la fuente verdadera, de allí en adelante la ausencia de paternidad (fuente original) sea la consecuencia de tantos males sociales, políticos, culturales, morales, y espirituales. Después que Adán pecó, engendró hijos en un estado de orfandad, porque ya era un padre sin el Padre Eterno. El día que creó Elohim al hombre, a semejanza de Él lo hizo, varón y hembra los creó. Sin embargo, con la caída cuando Adán engendró un hijo fue a su semejanza y conforme a su imagen (Génesis 5:1-2). Cuando un líder se convierte en un huérfano las futuras generaciones estarán desamparadas. Así como en Adán todos mueren, porque la muerte entró por medio de él, también en Jesucristo todos serán vivificados (1 Corintios 15:21-22).

La única herencia que Adán pudo transmitir a las generaciones futuras fue el pecado y la muerte, esa es la herencia de un padre que vive en orfandad. El ministerio de Juan el Bautista consistía en restaurar al hombre hacia la verdadera paternidad (fuente), y Jesús es el único camino para volver y regresar a la identidad original (Juan 17:3). La misión de Elías, de Juan el Bautista, y de Jesús fuer restaurar las relaciones familiares en la tierra, y volver al diseño original (Malaquías 4:6). Una iglesia verdadera existe con el fin de resolver el problema de fundamento y de orfandad del hombre. La raíz de la incredulidad de muchos se debe al hecho de no conocer al Padre Celestial (Juan 8:42). Nadie puede venir a Jesús y al conocimiento de la verdad, si el Padre que envió al Hijo no atrajere a esas personas. Y por la Escritura se sabe que todos serán enseñador por Yahwéh. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de Él, viene al Hijo Yahshúa (Juan 8:44-45; 10:22-27). La gente que no conoce al Padre, tampoco pueden conocer al Hijo (Juan 6:37, 44, 65; 1 Juan 5:1-2; 12). Un ministerio con un modelo falsificado va a crecer y a desarrollar una identidad desnaturalizada, legalismo y liberalismo (Juan 8:44). El ministerio de Elías es un mover ministerial del Espíritu Santo levantando padres (modelos, mentores, líderes) para formar líderes. El segundo elemento del ministerio de Elías es volver el corazón de los hijos a los padres.

primer hombre, fue formado del polvo de la tierra, mientras que Cristo, el segundo hombre, vino del cielo. Los que son terrenales son como el hombre terrenal, y los que son celestiales son como el hombre celestial. Al igual que ahora somos como el hombre terrenal, algún día seremos como el Adán, el hombre celestial.

En la familia de Dios, el Señor quiere cambiar el entendimiento limitado de la paternidad tradicional, por un modelo de liderazgo que discípula y entrena. El ministerio de Elías es la estrategia de Dios para cambiar la historia familiar y nacional, el silbo apacible y delicado del discipulado (Mateo 28:18-20). La unción que operaba en Elías, la operación ministerial del Espíritu Santo es enriquecer padres, levantar líderes con ese enfoque para equipar a la generación actual y siguiente. Elías utilizó toda la influencia ministerial para levantar una generación de profetas (1 Reyes 19:15- 17; 2 Reyes 2:15). Juan el Bautista invirtió tiempo e influencia espiritual haciendo discípulos que siguieran a Jesús. Elías fue un padre, un modelo, un mentor, un espejo, un metro, y un guía espiritual para Eliseo (2 Reyes 2:12; 13:14). Lo que la iglesia necesita son verdaderos padres y madres, ejemplos de madurez y de servicio, de amor y de perdón, de integridad y lealtad. Una atmosfera espiritual de tal calibre que forje una cultura irresistible para atraer a los hijos rebeles de regreso a casa con el Padre Celestial. Se requiere la unción de Elías para levantar una nueva generación, ese es objetivo del Señor para lograr la madurez espiritual. El ministerio de Elías se caracteriza por una fuerte inversión en las generaciones emergentes. ¿Qué deseaba el Señor en realidad transmitirle al profeta en el Monte Horeb? Que Elohim puede cambiar la historia, en la voz apacible y delicada del discipulado. Para Elías el fuego, el terremoto, y el viento fuerte eran sinónimos de Yahwéh. Sin embargo, desde la perspectiva divina eran medios que anunciaban la llegada del Rey. Elías tenía que aprender a reconocer la presencia de Yahwéh Dios en el silbo apacible y delicado (1 Reyes 19:18). No obstante, Dios no puede cambiar la historia del mundo, si primero no cambia la historia de un liderazgo. ¿Cuáles son las características de un verdadero padre espiritual? ¿Cuál es el propósito de tener un modelo espiritual a seguir? ¿Es la paternidad y la maternidad una opción en los líderes establecidos? ¿Es un grave peligro tener un concepto desequilibrado de la paternidad espiritual? ¿Quiénes son los responsables de proveer para las generaciones futuras y ayudar a establecer la identidad de los hijos? ¿De dónde debe extraer la imagen paternal un guía (modelo, padre) espiritual? ¿Por qué es tan importante comprender los principios básicos que gobiernan la paternidad? La paternidad es el plan de Dios para edificar y sostener a la familia natural, comunitaria, nacional, y espiritual. ¿Cuáles son las consecuencias cuando un varón no funciona como el modelo y fundamento de un hogar? ¿Cuáles son los resultados de un fundamento defectuoso? El fracaso individual y comunitario, porque el fundamento determina la estabilidad y el valor de todo lo que construye encima (1 Corintios 3:10-15). ¿Qué sucede en un edificio cuyo fundamento tiene fracturas y huecos? El liderazgo no puede darse el lujo de perder la visión y el fundamento, hay gente a bordo, no se puede jugar con el destino del pueblo de Dios. La tormenta se acerca, y el asunto a examinar es el fundamento (Mateo 7:24-27). ¿Quién es la piedra angular de la familia de Dios? ¿Por qué la iglesia no puede ser el instrumento eficaz de Dios para componer tantos males sociales? No hay conexión con la fuente verdadera, no hay sal ni luz, solamente el nombre de creyentes, pero están muertos. El modelo de Elías es la clave de la familia, iglesia, cultura, y de un nación (Isaías 3:12). ¿Cuál es el blanco de Satanás para destruir una comunidad, una nación, una iglesia, y una familia? Siempre será atacar y destruir el fundamento y el orden que el Creador ha establecido. La función de un padre es sostener, nutrir, proteger, enseñar, disciplinar, planificar, discernir, escuchar, y aclara la visión para enfrentar el futuro con eficiencia. Un líder auténtico no suprime, oprime, ni deprime el potencial y el talento de nadie, es llamado a cultivar y desarrollar la vida del pueblo. ¿Cómo se logra alcanzar ese modelo espiritual? Viviendo en la presencia de Dios mediante la comunión con él, para poder manifestar con eficiencia la tarea vocacional. Antes de ejercer el servicio vocacional, el hombre necesita la presencia de Dios, cumplir el propósito relacional (Salmo 22:3). La Familia de Dios es un ministerio de hijos huérfanos que vuelven a la casa del Padre Celestial.

Al perder la paternidad del Padre, el hombre nace desconociendo la herencia, identidad, potencial, el propósito, y el destino. Por causa de esa desconexión el hombre ahora no sabe quién, de dónde procede, para que nació, qué es capaz de hacer, y hacia dónde se dirige en la vida. Ahora es esclavo de una cultura babilónica, de cisternas rotas y de modelos engañosos. La fórmula para abusar del poder y de los talentos es una vida sin carácter y sin relación con la fuente original. ¿Por qué la generación que siguió la muerte de Josué no conocía a Yahwéh ni la obra que había hecho por Israel? (Jueces 2:7-10). Después de Josué, hubo un liderazgo que no transmitió la fe y los valores espirituales a la siguiente generación. Ningún padre y líder espiritual pueden fallar en discipular a la próxima generación sin que sean víctimas del enemigo (Mateo 9:36). Falta de liderazgo (modelos) en la familia y a nivel espiritual, es la desgracia de padres y ministros que fallan, el caso de Elí que fracasó en educar a Ofni y Finees (1 Samuel 2:12; 3:13; 1 Samuel 8:5; 2 Samuel 18:33). La vida es como una carrera de relevos, la desconexión se da cuando alguien no entrega bien el bastón. Pero en la vida hay personas irresponsables que se dedican a quemar los puentes sin dejar un legado. El mejor ejemplo que se encuentra en las Escrituras que modelo valores fundamentales para la próxima generación fue Asher (Génesis 30:13; 49:20; Deuteronomio 33:24-25). Todos los hijos (descendientes) de Asher fueron cabezas de familias paternas, hombres escogidos, guerreros poderosos y líderes destacados (1 Crónicas 7:40). Eso significa que este patriarca fue un ejemplo de fe, carácter, integridad, y de valores que transmitió a generaciones venideras. Es un descrédito no cumplir el propósito generacional, alcanzar un nivel espiritual que pueda beneficiar y dar ventaja a la próxima generación. Muchos creyentes en lugar de recibir una antorcha encendida recibieron una antorcha apagada, trayendo oscuridad y un espíritu de estupor (Hechos 13:36). Una generación perversa es aquella que no hace avanzar el reino de Dios, que no deja un legado de fe para alcanzar otro nivel de gloria. En el jardín del Edén el desafío de Satanás era capturar a esa pareja para poder corromper a toda la raza humana. La generación actual no puede seguir reproduciendo ese modelo falso de huérfanos y de bastardos (Hebreos 12:6-10). Los creyentes nominales (huérfanos y bastardos) no tienen una relación con el Padre por eso no reflejan la santidad de Dios. La adopción espiritual es muy importante para volver a ser injertados contra naturaleza en el buen olivo y poder clamar, ¡Abba, Padre! (Romanos 8:15; 11:17-24). El creyente ha recibido el espíritu de adopción para ser un pueblo único sobre la tierra y ser parte de la familia de Yahwéh Elohim (Génesis 48:5; Deuteronomio 33:17). El Eterno mejor que nadie conoce de primera mano la tendencia del hombre a olvidar y la indisciplina de querer instruir. Para que la descendencia de Abraham fuera una nación grande y fuerte, para poder bendecir a todas las naciones de la tierra, el primer paso era instruir para guardar los caminos de Elohim (Génesis 18:17-19). Cuando el hombre abandona el fundamento que Dios estableció para que las cosas funcionen correctamente, las familias, sociedades y naciones tendrán problemas. En Isaías 3:12 expresa la condición caótica de una sociedad en donde los que gobiernan son líderes inmaduros y afeminados, y las mujeres dominan, en una cultura así los que dirigen desvían al pueblo de Dios y confunden el curso de los caminos (1 Reyes 11:1-16). El hombre tiene la enorme responsabilidad de ser un espejo en la tierra, reflejando el aspecto relacional y vocacional del Señor Jesucristo. Nadie puede ser firme sino tiene un verdadero Padre o fundamento. Yahshúa con relación a su identidad, obra, propósito, herencia, poder, autoridad, misión, visión, valores, doctrina, mensaje, destino, familia y legitimidad, siempre le daba todo el crédito a Yahwéh Padre (Juan 8:19; 8:26-29; 8:54-55; Juan 10:29-30; 37-38; Juan 14:8-11; 20-21; 17:3-5; Proverbios 4:1-5). La historia de Israel con relación a los reyes estuvo plagada de dirigentes corruptos que no siguieron el modelo del Eterno. Josías (Yoshiyahu), a los dieciséis años empezó a buscar a Elohim, y a los doce años del reinado empezó a limpiar toda la idolatría de Judá y de Jerusalén (2 Crónicas 34:3- 7).

Después de haber limpiado y derribado los lugares altos, los altares de los Baales y de Asera, dio la orden de reparar la casa de Yahwéh Elohim, allí encontraron el libro de la ley, y cuando el rey oyó las palabras de la ley se conmovió, rasgó sus vestidos, se humillo delante de Yahwéh y lloró delante de su presencia, y luego hicieron el pacto de vivir conforme a lo que estaba escrito en aquel libro. Mientras vivió el rey Josías, el pueblo no se apartó de ir en pos de Yahwéh (2 Crónicas 34:33; Proverbios 28:12; 29:2). En las reformas de Josías mando a sacar del templo de Yahwéh los utensilios que habían hecho para Baal, para Asera y para todo el ejercito de los cielos, quitó a todos los sacerdotes idolatras que quemaba incienso en los lugares altos y en cualquier lugar, éstos quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, y a los signos del zodíaco. Además de todos esos hechos también derribó los lugares de prostitución idolátrica que estaba en la casa de Yahwéh (2 Reyes 23:1-20). No hubo otro rey antes de Josías, que se convirtiera a Yahwéh de todo corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas, y de acuerdo a la ley de Moisés, ni después de él nació otro igual.

c) SAQUEAR EL TESORO DE LA CASA DE DIOS (v.2; 2 Reyes 24:13; Isaías 20:17; 2 Crónicas 36:10; 1 Pedro 4:17). En la primera invasión de los Caldeos, el Señor de los ejércitos entregó en manos del rey de Babilonia a Joacim rey de Judá, y una parte de los utensilios de la casa de Yahwéh, porque el Eterno todavía buscaba el arrepentimiento del pueblo para evitar un mal mayor sobre ellos (Jeremías 27:18; Isaías 39:6-7). En las reformas del rey Josías se había limpiado el templo de los utensilios y de las imágenes de Baal y de Asera, también quitó los caballos que estaban en la entrada del templo de Yahwéh, y quemó los carros del sol. Sin embargo, después de la muerte del rey Josías, el pueblo regreso a la idolatría con reyes corruptos como Joacaz y Eliaquim (Joacim Yahoyaquim) ambos hijos de un gran reformador. Joacim siguió las abominaciones de los reyes corruptos, luego tomo el lugar su hijo Joaquín (Yahoyakhín), y también hizo lo malo ante los ojos de Yahwéh. Una característica del espíritu de esclavitud (opresión) es que siempre ataca repetidamente (Jueces 6:3-6). Los caldeos aparte de quemar la casa de Yahwéh (Jeremías 7:4), la casa del rey y de los príncipes, y todas las casas de Jerusalén, también derribaron los muros alrededor de la ciudad. Asimismo, quebraron las columnas de bronce de la casa de Yahwéh, y las bases de los recipientes, y el mar de bronce. Se llevaron las paletas, las despabiladeras, los cucharones, y todos los utensilios de bronce que se usaban para ministrar como los incensarios, cuencos, utensilios de oro y de plata. Al incendiar el templo era una señal que la gloria de Yahwéh Elohim se había marchado porque estaba harto de las abominaciones que hacían en el templo para alejarlo. Junto a la puerta del altar tenían un ídolo (Asera o Astarté, la reina del cielo) que tanto había provocado los celos del Señor. Para hacer más sutil el engaño es posible que esa estatua en la puerta del templo, haya adquirido un papel de mediadora. El culto a Yahwéh se había reducido a los rituales paganos que incluían la prostitución religiosa. Luego encontramos setenta varones de los ancianos de la casa de Israel ofreciendo oraciones a deidades en forma de reptiles y bestias abominables (Ezequiel 8:9-12; Deuteronomio 4:17-18). Un poco de levadura leuda toda la masa, el sincretismo espiritual es muy peligroso. El remedio para no perder la gloria de Dios es el arrepentimiento y la conversión de todo corazón. Jeremías había profetizado que mejoraran sus caminos y sus obras, y que no confiaran en la falsa ilusión que por tener el templo de Yahwéh no serían exiliados. Los falsos líderes enseñaban que por tener el templo sagrado, eso era una garantía de protección y seguridad contra cualquier ataque extranjero. No dejaba de ser más que una superstición presuntuosa y descarada cuando las demandas morales, éticas y espirituales son desatendidas. Bajo la óptica de las promesas que Elohim había elegido a Sion como su morada terrenal y la falsa doctrina del templo, pensaban que tenían inmunidad sin importar el estilo de vida (Jeremías 7:1-20; Salmo 132:13-14; Deuteronomio 7:12-15; 2 Samuel 7:12-13).

Esa no era la primera vez que el Señor profetizara la destrucción del templo, también lo hizo con el templo de Zorobabel reconstruido por Herodes. La morada del Eterno ahora es la iglesia, esa es la casa espiritual de él, sin esa presencia gloriosa el pueblo de él no es nada ni vale nada (Efesios 2:22; Apocalipsis 2:5; 3:20). La casa del Eterno se había convertido en cueva de ladrones, en el tiempo de Josué se levantó el primer santuario llamado Silo, pero que se corrompió bajo el sacerdocio de Elí y sus hijos (Jeremías 7:11-12). Ningún símbolo de la presencia de Dios puede aceptarse como sustituto de la obediencia, sin dependencia no hay arca ni templo que garantice protección contra el enemigo (1 Samuel 2:12-36; 4:1-22). Otra razón para que el Eterno abandonará y quemará el templo de Salomón, era el culto a Tamuz (Adonis) una práctica babilónica entre las mujeres (Ezequiel 8:13-14; Deuteronomio 26:1-15). Habían convertido la casa de Yahwéh en una casa de prostitución espiritual y física. Pero todavía habían cuadros abominables peores, sacerdotes adorando el sol en el templo del Señor de los ejércitos (v.15-18; 2 Reyes 21:1-18; 23:4-20; 2 Crónicas 33:1–20). Cuando la gloria de Yahwéh Dios es ofendida también debe ser defendida y retirada al no haber arrepentimiento verdadero. Todos los utensilios del tabernáculo y del templo de Dios, representan tipológicamente la persona y la obra de Jesucristo a favor del hombre caído. En Isaías 5:1-7, el Señor enjuicia la actitud de él y la conducta del pueblo. El propósito de la bendición, favor, y de la limpieza espiritual es la fructificación para la gloria del Gran Yo Soy. Aquí se puede apreciar la ingratitud de no corresponder a la predilección o elección divina (Romanos 8:29-30). La hipocresía de un pueblo escogido y bendecido, que resultó estéril improductivo, inútil, ineficaz, inculto, y vano. Los había plantado en un terreno fértil, cercado y despedregado para que fuera fácil echar raíces. Elohim ha puesto todo lo necesario y conveniente para que su viña este bien cuidada y produzca los frutos de una vid escogida y seleccionada. ¿Cuál es el motivo que en lugar de dar uvas exquisitas, ha dado uvas agrias que no se pueden comer? Eran culpables de codicia (v.8-10), de vivir en orgias (v.11- 12, 22-23), irreverencia y desafiar la justicia divina (v.18-19), confundir y trastornar los principios morales del Eterno (v.20-21), pervertir la justicia (v.24-25), por lo que el juicio será la cautividad y la desolación mediante una invasión extranjera (Isaías 5:13-17, 25-30). Dios quitará el vallado para que sean consumidos, es una decisión irrevocable y pronta. Me voy a despreocupar de esa viña para que se convierta en un desierto. Le voy a quitar el vallado (cerco, protección, favor) para que quede descubierta y sea presa segura de cualquiera que quiera hollarla y destruirla. Voy aportillar la cerca para que sean hollados, haré que queden desolados y abandonados, no permitiré que sean podados ni cultivados, dejaré que crezcan los espinos y los cardos, y tampoco permitiré que las nubes derramen lluvia sobre esa viña. Cuando la sal pierde el sabor, ya no sirve para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Según la historia bíblica, Dios defendió su gloria ofendida protegiendo a los higos arrepentidos (Ezequiel 9:1-4), destruyendo los higos malos (v.5-7), honrando la intercesión del profeta (v.8-11), y retirando su gloria para juicio y para esperanza (Ezequiel 10:1-22; 11:22-23; 14-21). Lo más grande y valioso que había en Jerusalén no era el templo, era la presencia de Yahwéh Elohim (Mateo 12:1-8). Después que los Israelitas ofendieran la presencia de Dios con el becerro de oro, y promete enviar un ángel pero ya no caminar en medio de ellos, porque eran un pueblo de dura cerviz. ¿Cuál fue la reacción de Moisés ante esta mala noticia? Sacar el tabernáculo de Reunión fuera del campamento para hacer separación entre los que amaban la gloria del Eterno con los que la rechazaban. El verdadero tesoro de la iglesia y de cualquier casa de oración, es la presencia de Yahwéh Elohim, sin él nada tiene sentido ni propósito. Cuando se pierde esa gloria se pierde todo, se pierde la identidad, la visión espiritual, la comunión, y la capacidad de adorar y de servir. En toda la Escritura existe un patrón de Satanás corromper la casa y el culto al Eterno. Siempre que Dios hace una casa para habitar en medio del hombre, el enemigo también quiere estar allí para alejar del hombre la presencia de Dios.

Dios ya ha quemado varios templos, y también podría quemar el tercer templo que va a profanar el anticristo (Daniel 9:27; Mateo 24:15; Apocalipsis 13:14). A estas alturas alguien podría sentir superior al pueblo hebreo, pero la Escritura deja claro que el cuerpo de todo creyente es templo del Espíritu Santo. Si algún creyente osadamente corrompe (5351 Phtheirei) el templo de Dios, ese cristiano deberá enfrentar el juicio del Eterno, porque el templo de Dios, el cual es la iglesia, santo es.

¿Acaso no saben ustedes que son templo de Dios, y que el Espíritu de Dios vive en ustedes? (1 Corintios 3:16-17). Todo hijo del Eterno tiene que glorificarle con el cuerpo, alma y espíritu (1 Corintios 6:15-20). Ahora Yahwéh ya no vive en santuarios hechos por manos humanas, vive cada hijo de él. Si cada pastor tuviera el privilegio de Ezequiel de ver las abominaciones de la casa de Elohim, qué cuadros idolátricos observaría. Moshéh sabía que entrar a la tierra prometida con un ángel y sin la presencia de Dios, era un gran fracaso. La marca del pueblo del Eterno es que él ande con ellos, les muestre el camino para que le conozcan, y que sean apartados para el uso exclusivo de él (Éxodo 33:12-23). Un pueblo sin la gloria de Yahwéh es una comunidad derrotada, fracasada, no tiene nada bueno que ofrecer a la sociedad. De qué sirve un cielo sin el rey, una tierra prometida sin el consejo del Espíritu Santo, una casa de oración sin esa presencia, nada tiene sentido y valor sin la presencia del Eterno. El objetivo de Satanás es siempre separar al hombre de la presencia de Dios, por eso atacó en el jardín del Edén a Eva y Adán. La verdad espantosa era que la hostilidad más grave contra la gloria de Yahwéh estaba en el santuario, lugar simbólico de Su presencia. Esa es la razón por la que Yahwéh antes de destruir envió a un varón con el tintero de un escribano para poner una señal en la frente a los hombres que gemían y clamaban a causa de todas abominaciones que se hacían en la ciudad y en el santuario. La orden era matar viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres, comenzando por el santuario y con los ancianos que estaban delante del templo, pero no debían acercarse sobre aquellos que tenían la señal en la frente (Ezequiel 9:1-11). En las reformas de Nehemías después de dedicar el muro tuvo que regresar a Babilonia, el sacerdote Eliasib había emparentado con Tobías, y había hecho una gran cámara en los atrios de la casa de Dios (Nehemías 13:4-8). Es una vergüenza ver líderes nepotistas y con agendas personales contra la voluntad suprema del Eterno (Mateo 10:37).

La voz autorizada que se levantó en contra de Eliasib en esa época fue la del profeta Malaquías (Malaquías 1:6), los tachó de interesados (v.10), puso el dedo en la llaga de la infidelidad (2:1-2), y Yahwéh Elohim los censuró de ladrones por quedarse con las ofrendas y los diezmos (Malaquías 7:8-10). ¿Hay disposición para exponer y sacar del templo a los mercaderes como lo hizo Nehemías y Jesús? (Isaías 66:5). ¿Por qué esta la casa de Yahwéh Dios abandonada? (Nehemías 13:3, 11). Sin embargo, aunque el Eterno iba a quemar la casa de oración como juicio de su desaprobación, pondría sus ojos para bien a los transportados de Judá, y les dará un corazón para que le conozcan y se vuelvan de todo corazón a Yahwéh. Aunque ya no tendrían una casa de oración como en Jerusalén, el Eterno promete ser para ellos en Babilonia y en cualquier tierra que llegaran un pequeño santuario (Ezequiel 11:14-21). La gloria de Dios antes de marcharse de Jerusalén se detuvo en el Monte de los Olivos (2 Samuel 24:16; 1 Crónicas 21:18; 22:1; 2 Crónicas 3:1). Mateo 24:3; 26:30; Lucas 22:39-46; Zacarías 14:1-4). Sea cual sea las circunstancias, Yahwéh Elohim ha prometido ser un pequeño santuario en sus hogares y habitaciones (Daniel 6:10-14; Mateo 6:6). Yahshúa siempre quiere ser ese pequeño santuario en medio de cualquier desierto y circunstancia adversa. Nadie puede abandonar la idolatría de babilonia sin tener un nuevo corazón y un nuevo espíritu. Cuando los filisteos tomaron el arca de Elohim, la nuera de Elí al tiempo que moría dando a luz dijo: Ichabob, porque la gloria de Israel había sido traspasada. Un verdadero creyente tiene que salir fuera del campamento, e identificarse con la causa de Jesucristo, porque aquí y ahora nadie tiene una ciudad permanente, sino que se busca la que ha de venir (Hebreos 13:13; 11:24-26).

La Escritura no pide que el creyente salga con él, sino hacía él en identificación plena. Elohim exige la separación plena del creyente de todo aquello que es profano (carnal, vicioso, mundano, libertino, y licencioso) y que es indigno. Todo discípulo de Yahshúa es ahora santuario del Dios vivo, porque Él prometió habitar en medio de ellos y andar con ellos, por eso la advertencia de salir y hacer la separación con el mundo y no tocar lo inmundo (2 Corintios 6:1-18). El pueblo de Dios tiene que romper con la cultura mundana (babilónica) y pagana para servir a Dios con todo el corazón. Moshéh se identificó con el vituperio de Jesucristo, prefirió ser maltratado junto con el pueblo de Elohim que gozar de los deleites temporales del pecado. Consideró el oprobio del Mashíaj como riquezas superiores a los tesoros de los egipcios, porque tenía puesta la mirada en el galardón. Basta ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agradaba hacer siendo inconversos, viviendo en sensualidad, bajas pasiones, desenfrenos, orgías musicales y en abominables idolatrías. Para todo cristiano existe una línea divisoria que debe cruzar para identificarse con el Señor. Aquellos que aman el pecado, siempre se pondrán del lado de Satanás. Los que aman la verdad y la santidad se pondrán del lado del Señor Yahshúa (Juan 3:19-21). El compromiso del creyente debe ser radical, una transacción que debe adueñarse de todas las áreas de la personalidad. Es un pacto que tiene una dimensión intelectual, moral, vocacional, social, política, y global. ¿Qué significa estar del lado de Jesucristo? Amar lo que Yahshúa Dios ama y odiar lo que Dios detesta. En la vida solamente existen dos posturas, reino de Elohim y reino de las tinieblas, cielo e infierno, obedientes y rebeldes, santos y pecadores, fieles y traidores, valientes y cobardes. La idolatría no es para dejarla en el closet, es para ponerla en el basurero. La iglesia actual se enfrenta al pecado de hacer lo que es popular y no lo que es correcto y bíblico. Las masas evangélicas quieren un Dios musical que toque las emociones, pero no quieren que transforme el corazón. Es la hora de vivir un evangelio radical y sin hacer concesiones con el mundo ni con Satanás. No hay que vivir regateando y rebajando la Escritura para hacerla a la medida de un creyente mundano y carnal, porque el reino de Dios exige una línea divisoria, tiene que verse la diferencia y la separación de lo profano y lo sagrado. El pecado tiene que ser reprendido, confrontado, gritado, censurado, reprobado, y expulsado. No se debe aplaudir, celebrar, adular, tolerar ni admitir el pecado (Juan 2:13-17; Nehemías 13:23-25). Siendo honestos y transparentes por un momento, qué cosas ya no puede soportar en la casa de oración del Señor. Todos aquellos que están del lado del Señor, renuncian a la idolatría y al encubrimiento del pecado (Éxodo 32:22-24). Donde hay idolatría existe el pecado de la inmoralidad, indecencia, deshonestidad, lujuria, impureza, incontinencia, cinismo, descaro, corrupción, libertinaje, desorden, injusticia, vagancia, irreverencia, infidelidad. Los que están de verdad del lado del Señor, reconocen que el pecado degrada y avergüenza el nombre de Dios (v.25). La ausencia de un liderazgo que valore la santidad de Dios genera anarquía dentro de la iglesia, se pierden los valores morales y se comenten los peores pecados, eso le sucedió a Elí con sus hijos. Dios por medio de Moisés les dio una oportunidad, tenían que encontrarse y unirse con el representante de Dios en la puerta del campamento (Hebreos 13:13-14). La gente que no abandona el campamento (el mundo y los falsos ministerios), permanece bajo el juicio de Dios. Hay un momento en donde cada persona tiene que tomar una decisión (Pilato, Herodes, Caifás, etc.). Nadie puede quedarse en el mismo lugar, neutral, la mejor elección es dejar el pecado atrás y seguir a Jesús. El creyente que no habla la verdad, es falso; y el creyente que no preserva la pureza, es inmundo. El creyente que no promueve la justicia, es injusto; y el creyente que no hace sacrificios, es egoísta. Todos aquellos que están de verdad del lado del Señor, reprenden y confiesan y rechazan el pecado (Éxodo 32:30-31), y ofrecen sacrificios espirituales de intercesión (v.31-32; cf. 11-13). Hay una línea divisoria que es moral y espiritual. ¡Afuera o adentro! La vida de fe exige separación del mundo y de los falsos cristianos.

La cruz (metonimia) sigue marcando una línea divisoria, hay que cruzar esa línea para estar del lado de Cristo en el lugar de la vergüenza. ¿Quién quiere entrar sin la presencia de Yahwéh Dios a la tierra prometida? (Éxodo 33:1-5). ¿Qué sería de la iglesia sin la presencia de Yahshúa? ¿Qué sería del diario vivir sin Él? ¿Qué hacer cuando se ha perdido la presencia y el favor del Señor? ¿Qué hacer para avanzar hacia la tierra prometida? ¡Querían tener al Señor cerca y al mismo tiempo vivir pecando! El Plan eterno de Dios con el hombre, siempre fue y es habitar en medio de Su pueblo (Apocalipsis 21:3; Juan 1:14; Deuteronomio 5:29-31; 1 Timoteo 3:16). Sin la gloria de Dios ninguna casa de oración tiene sentido que exista, lo mejor es quemarla. Sin presencia divina y sin tabernáculo, no habría altar de sacrificio, lavacro, velo, arca, propiciatorio, candelabro, altar de oro. Aceptar la guía del ángel y menospreciar la presencia del Eterno, es como un cielo sin Dios, bendición sin relación. Ese el evangelio que muchos creyentes nominales anhelan y que tantos creyentes tibios practican. El tabernáculo solamente fue el principio, después el Padre envió a Su Hijo, pero Dios quería tener una relación más profunda con el hombre, y envió al Espíritu Santo a morar en los corazones por la fe en Cristo. Para liderar efectivamente se necesita tener la mente y la presencia de Dios, comunicación constante, esa es la esencia de un liderazgo espiritual. ¿Será qué existe algo mejor que la voluntad de Dios? ¿Cuál fue el fracaso de Adán y de los ángeles caídos? Pensar en la ilusión que sin Dios se puede lograr el propósito, la identidad, la herencia, el potencial y el destino. Sin la presencia del Espíritu Santo nadie puede cumplir la misión de Jesús aquí en la tierra. ¿A dónde quieren ir muchas congregaciones sin la presencia del Eterno? ¿Cuál es el tesoro más valioso del pueblo del Señor? No es la tierra, no es la riqueza, no es la cultura, no es la justicia, es Dios mismo (Génesis 15:1). Aquí se encuentra la gran división, entre los que buscan la tierra prometida sin Dios y los que la buscan con Él. ¿Por qué el Señor estuvo de acuerdo en viajar con ellos? Porque estaba agradado con el mediador, y eso apuntaba al Hijo (Mateo 3:17; Efesios 1:3-6). La gracia y el amor hacía el mediador fue extendido al pueblo. La salvación depende del deleite en el mediador, aceptados en el Amado por el único que hay redención y perdón. Después del sacrificio de Yahshúa Mashíaj, el Ruaj Hakodesh solamente puede habitar en los redimidos y regenerados. La iglesia de Jesucristo tiene un privilegio que los de la antigüedad no tuvieron, el Espíritu de Yahwéh venia sobre ellos y los capacitaba, pero no hacía morada en ellos, porque todavía no se había eliminado el pecado con la sangre del Cordero. Bajo ese contexto fue que Yahshúa dijo que entre los nacidos de mujer no se había levantado otro profeta como Juan el Bautista, eso apuntaba al momento histórico de la aparición del Hijo de Yahwéh. Sin embargo, en el reino de los cielos que es la administración del Hijo inaugurada con la iglesia en el día de Pentecostés, el más pequeño mayor es que el Bautista, porque el Espíritu Santo mora en la iglesia (Mateo 11:7-19). El mayor tesoro de la iglesia y del pueblo de Elohim en todos los tiempos y para siempre es la gloria de Su presencia. En el cielo nuevo y en la tierra nueva, la nueva Jerusalén descenderá del cielo, y el Eterno extenderá Su tabernáculo con los hombres, y él morara con ellos, y ellos serán su pueblo, y Yahwéh mismo estará con ellos (Apocalipsis 21:1-4). En la Escritura existen hombres que llegaron amar la presencia de Elohim de una manera tan profunda que fuera de esa gloria ya no deseaban nada en la tierra (Salmo 73:25). Luego aparece el rey David expresando mediante un símil de un ciervo que brama por las corrientes de las aguas, para comunicar el deseo espiritual por la presencia de Yahwéh, amaba la comunión con el Señor (Salmo 42:1; 63:1-7). Un verdadero adorador no se conforma con un conocimiento impersonal del Eterno, anhela tener una comunión viva y personal. El pueblo del Eterno vive para conocer y propagar la gloria de Yahwéh Yahshúa (Isaías 43:7; Efesios 2:10; Deuteronomio 7:6-11). Cuando no hay sed por la presencia de Dios, eso es mortal y significa que tal persona se ha sentado a comer en la mesa equivocada (1 Corintios 10:20-22).

¿Por qué muchos creyentes no aprecian la comunión ni la presencia de Elohim? Porque aman más las tinieblas que la luz, y no quieren renunciar al pecado, y todos los que hacen lo malo, aborrecen la luz y no vienen a la luz, para que esas obras no sean reprendidas. Intercambiar la debilidad por la fuerza, la santidad por el pecado, son asuntos que en la vida practica son difíciles de aceptar y tragar (Deuteronomio 5:22-33; Hebreos 4:3-13; 6:14-20; Salmo 4:8). Muchas personas han estado escalando una montaña sin llegar a la cima, porque la vida sin la presencia de Dios no tiene sentido, valor, identidad, propósito y significado. La influencia de la iglesia en el mundo procede de la conexión, unión, comunión y relación con el Padre por medio de Jesucristo. El evangelio actual es impersonal (legalista), un evangelio sin gloria, sin presencia y sin Jesucristo. Lo que hace único y diferente al pueblo de Yahwéh, es Su presencia viva (Éxodo 33:16). Cuando se pierde esa gloria, entonces se ha perdido todo. El espíritu del anticristo se goza en quemar la ciudad y el templo de Dios (2 Reyes 25:8-12; 1 Reyes 9:3). El culto externo no tiene ningún valor cuando le falta el poder de la obediencia y de la santidad (1 Corintios 3:16-17; 6:12-20). El pueblo confiaba en el templo como un amuleto que podía protegerlos de todos los pecados y rebeliones sin arrepentimiento verdadero (Jeremías 2:6, 8, 26; 7:4). Es verdad que el Gran Yo Soy había prometido morar en Sion como lugar de su morada terrenal, pero había condiciones esenciales para mantener esa gloria. Cuando se descuidan los mandamientos que son verticales, también se abandonan de manera inevitable los mandamientos horizontales. Es curioso que tanto el primer templo como el segundo templo hayan sido incendiados por los romanos y los caldeos el mismo mes y el mismo día, según Josefo fue el diez de agosto. Por un lado se puede decir que Satanás quemó la casa del Eterno y la ciudad, y también se puede decir que el Eterno uso al ejercito caldeo y romano para llevar acabo sus juicios (Juan 1:4; 10:17-18; Hechos 2:23; 3:15; 7:52; Mateo 27:50; cf. Apocalipsis 17:15-18). La soberanía de Dios no es fatalista ni arbitraria, también involucra la elección libre del hombre y del mundo demoniaco.

d) BABILONIA SAQUEA LA VISIÓN, AUTORIDAD, DIRECCIÓN, IDENTIDAD, Y LA UNCIÓN TOMANDO CAUTIVO EL LIDERAZGO (v.3). Siguiendo la historia de 2 Reyes 24:12-17, Babilonia tomó al rey y a la familia real, a todos los hombres valientes y guerreros, a los artesanos y herreros. Cuando se pierde el liderazgo todos los cimientos de la tierra tambalean, y las personas andan en tinieblas, porque ellos proveen dirección y establecen las prioridades de una organización y nación. Cuando una nación, iglesia, organización no tienen líderes prudentes y ordenados por Elohim, la anarquía y la corrupción afloran (Isaías 3:1-15; 2 Reyes 11:1-16). La desconexión con la cultura del reino de Sion (Salmo 132:13-14), con la casa de oración para vivir en una tierra extraña llena de ídolos era un gran desafió a la fe y al monoteísmo bíblico. La disociación de un liderazgo espiritual y con los valores del reino de Dios, crea una generación perversa que no conoce a Yahwéh, ni la obra que él había hecho por Israel. Es un gran peligro cuando un pueblo es desconectado de la presencia del Eterno y de esa cultura. La desconexión de Adán trajo una respuesta emocional, intelectual y espiritual al plan original de Dios, a esa separación se le llama la depravación total del hombre. Para solucionar el resultado de esa desunión, Yahwéh Elohim tiene que redimir, expiar, propiciar, reconciliar y regenerar al hombre caído. La regeneración (nuevo nacimiento) es la respuesta del Eterno a la depravación total del ser humano (Génesis 6:5). Eso quiere decir que el pecado afectó la parte espiritual, moral, y física de toda persona de la descendencia de Adán. Debido a esa separación espiritual y moral, el hombre necesita una nueva naturaleza para deshacer esa depravación (Tito 3:5; Zacarías 13:1; Ezequiel 36:25-27; Juan 3:3; Colosenses 3:10). La regeneración no por herencia física, no es producto de ninguna religión, ni voluntad de sangre, ni voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Elohim (Juan 1:12-14). La única manera de vencer el pecado y destruir esa maldición es naciendo de nuevo, del Espíritu de Elohim.

El miedo, vergüenza, culpa, inferioridad, inseguridad, alienación y la enajenación se convirtieron en los enemigos del hombre. El ser humano perdió la identidad, el significado de la vida, el enfoque, el carácter santo, el orden de las prioridades, la vida eterna, y los valores del reino de Dios. El hombre fue creado para vivir de adentro hacia afuera, pero en la caída empezó a ser gobernado por lo que los ojos ven, los oídos oyen, la nariz huele, lo que el tacto toca, y lo que el paladar prueba (2 Corintios 5:7; 4:18; 2 Reyes 6:17). Pero el pueblo del Eterno no tiene que vivir por medio de las reacciones de los sentidos físicos, debe aprender a depender de la voz de Dios por medio de la Escritura y la comunión viva. Sin visión o revelación no hay dirección divina, no hay templanza ni convicciones morales. La verdadera identidad de una persona solamente florece en la presencia de Yahwéh Dios. Una planta es traída a la luz cuando esa semilla es colocada en la fuente correcta. Mientras el grano de trigo no cae en tierra y muere queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. De igual manera, el que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará (Juan 12:24-25). Siempre que algo es separado, desprendido, despegado, y arrancado de la fuente original, las cosas comienzan a funcionar mal y a morir. La resistencia, la solidez, la firmeza, la estabilidad de cualquier cosa depende y consiste del mismo material del cual fue creado y sacado. La falta de comunión produce sordera y ceguera espiritual. Esas fueron las consecuencias que trajo Adán a toda su descendencia después de la caída. Al quemar la casa del Señor y destruir los utensilios de adoración, y esa pérdida de la presencia de Elohim invalidaba la comunión comunitaria. Al perderse la comunión con Yahwéh Dios se desaprovecha la relación con el reino, se corrompe la cultura y los valores, todo se vuelve vacío y ritualista, y las personas sienten que ya no encajan con el reino de los Cielos. La estrategia del enemigo es tomar los líderes más cualificados para ser llevados al exilio para evitar el desarrollo de esa monarquía, congregación, nación, y organización (Zacarías 13:7; Mateo 26:31; Efesios 3:17-18). Sin liderazgo no hay orden, visión, dirección, protección, productividad, preservación, libertad, e identidad. El enfoque de babilonia es proveer una visión terrenal, carnal y diabólica. Una de las tantas funciones del pecado es distorsionar la visión espiritual que proviene de la fuente verdadera y del poder de la Escritura. Satanás sabe muy bien que la visión es la que controla el comportamiento de las personas, es la que determina las decisiones, relaciones, y emociones. Nadie puede separar la perspectiva y la identidad del fundamento o fuente de poder. Es un principio (máxima) que los atributos y el poder son la manifestación de la fuente o sustancia, y donde los atributos son incompatibles es porque las sustancias son diferentes. Eso significa que los atributos no pueden existir separados de la fuente original ni tampoco pueden transferirse. No se puede cosechar higos de los espinos, no es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto (Lucas 6:43-45). A quién pertenece una persona eso determina lo que ve, hace y dice. Nadie puede ni debe esperar resultados diferentes de la constitución mental y espiritual del fundamento que lo sostiene y nutre. ¿Se pueden cosechar uvas de los espinos? ¿Puede un árbol bueno dar malos frutos? ¿Puede un árbol malo dar buenos frutos? (Mateo 7:15-20). La visión espiritual verdadera se comunica por la comunión con el Señor y con la Palabra. Aparte de saquear los tesoros de la casa de Yahwéh, los tesoros de la casa real, hacer pedazos los utensilios de oro, también se llevaron al cautiverio a todos los príncipes. El enfoque del espíritu de babilonia es sacar del reino de Dios a todos los hombres valientes, a todos los hombres de guerra, a los artesanos y herreros, una estrategia vieja (1 Samuel 13:19). El cautiverio roba la identidad, unción, autoridad, valentía, comunión, visión y liderazgo para proveer dirección. Cuando se pierde la unción también se olvida la presencia y el nombre de Dios. El enfoque hacía Dios queda deshecho, y se corrompe la capacidad de adorar en espíritu y en verdad. Cuando la gente intenta adorar, se sienten insensibles e indiferentes, y un espíritu de estupor invade la mente y el corazón (Romanos 11:8-10; Mateo 13:10-17; Isaías 6:9-11; 29:10; Deuteronomio 29:4).

La incredulidad voluntaria, indiferencia, desprecio, y la irreverencia al Eterno, es la que atrae el espíritu de estupor (Proverbios 29:1). Donde no hay visión el pueblo se desenfrena, y comienza la vagancia espiritual y moral. Sin liderazgo y dirección, se pierde el propósito y el sentido de la vida. La gente comienza a buscar satisfacción en fuentes rotas y corrompidas. El pueblo de Judá antes del cautiverio se había vuelto a deidades sin valor y sin poder, fundamentos falsos que no podían satisfacer las necesidades espirituales, morales y físicas. Donde no hay visión espiritual para servir al Señor, no hay dirección, no hay sentido ni propósito, no hay confianza para hacer algo significativo. Aquí se puede observar que ese espíritu de esclavitud aparte de saquear los tesoros de la casa del Señor, también cautiva a los hombres valientes, a los guerreros poderosos, a todos los artesanos y herreros, se llevan al mundo los mejores talentos. No hay autoridad para la guerra ni para la lucha, porque se pierde ese espíritu de guerra, valentía, coraje, fuego, pasión, y el entusiasmo (2 Timoteo 1:7). Satanás quiere quitarle al pueblo de Jesucristo ese espíritu de guerra, templanza, libertad, y sustituirlo por un espíritu de cautiverio, conformidad, resignación, y de adaptación. Luego bajo esa influencia demoniaca, los guerreros valientes se sienten inadecuados para hacer frente a las fuerzas del mal, y hasta se vuelven afeminados. Ese espíritu demoniaco babilónico, es un ataque que asedia, rodea de circunstancias sin aparente solución. Bajo esa embestida prevalece el hambre, no hay palabra ni instrucción del Eterno que penetre al corazón. La Escritura se vuelve un libro sin sabor, el embotamiento espiritual anula el discernimiento, y cuando deciden orar no hay conexión. Las personas bajo esa influencia anhelan una palabra profética de dirección y de fortaleza para romper ese cerco espiritual (2 Reyes 6:33; 7:1-2). ¿Por qué el Eterno tenía que permitir que el sitio a Samaria llegase al extremo del canibalismo? Fue un asedio del rey de Siria Ben-adad que provoco una gran hambre al punto que el estiércol de paloma se vendía por cinco piezas de plata. El profeta en esa época era Eliseo y el culpable de esas circunstancias era el rey Joram hijo de Acab y Jezabel (2 Reyes 8:25-29), no se debe confundir con Joram el hijo de Josafat. Ese espíritu maligno que ha querido inmovilizar al pueblo de Dios mediante pruebas, experiencias y eventos, formando una cultura pagana o mundana. Ese espíritu babilónico quiere cambiar la verdad de Dios por las experiencias personales de la vida, le gusta robar tesoros, sitiar templos, incendiar la ciudad de Dios, levantar una cultura pagana, adoración mundana, y hasta permite que se levanten algunas congregaciones pero bajo la observación vigilante de un gobernador babilónico. El propósito de ese espíritu es sustituir la nueva Jerusalén por Babilonia, a Jesús por un falso mesías, el reino de Dios por religión, la adoración verdadera por la idolatría. Le gusta cambiar la Palabra de Dios por la filosofía del mundo, la buena semilla por cizaña (Mateo 13:24-30). Busca independizar al creyente del Espíritu Santo, de la comunión con Cristo Jesús y de poder de la Escritura. Es un espíritu que promueve la mundanalidad y levanta fortalezas mentales, al punto que dichas prácticas se ven normales y aceptables. El espíritu del mundo convierte el pecado en algo aceptable, lo bueno se vuelve malo, y lo malo se vuelve bueno, bajo esa óptica carnal demoniaca (Isaías 5:20). El espíritu de babilonia se opone y se levanta contra todo lo que es objeto de culto al Dios verdadero, adopta un código moral contra la ley del Eterno (Mateo 6:23). Hay creyentes que sus vidas por tanto ataque repetido se han moldeado al espíritu del mundo. El cautiverio siembra confusión, intimidación, desesperanza, sordera y ceguera espiritual. El objetivo del cautiverio es establecer la cultura de babilonia en el pueblo de Dios, la cultura del mundo es normal en muchas congregaciones y creyentes. Para salir del sistema babilónico se necesita ver que es enemistad contra Dios, y luego renovar la mente con el poder de la Palabra de Elohim. El objetivo del cautiverio de Satanás es establecer un nuevo orden mundial, una cultura satánica. A Daniel y a los tres hebreos en Babilonia no se les permitía orar ni adorar libremente, un privilegio que se ganaron exponiendo la vida en el horno de fuego y en el foso de los leones.

Con el fin de desterrar la identidad de ellos, se les dieron nombres babilónicos. ¿Cómo vivir fuera de la cultura babilónica? (Esdras 9:9-10). ¿Qué cultura es la que más aman los creyentes dentro y fuera de las congregaciones? (Esdras 10:12). ¿Cuántos son culpables de permitir que la cultura del mundo los haya invadido? (Esdras 9:8-11). La iglesia debe reconocer la influencia del espíritu del mundo y quitarlo porque ahora el Espíritu Santo vive adentro para expulsar la cultura babilónica (2 Corintios 6:16-17). La cultura de una persona determina la cultura del padre (fuente) que sirve. Cuando un pueblo determina correr hacia el Padre Celestial, cualquier otra fuente de control pierde esa atracción. Babilonia es un sistema que fuerza al adulterio espiritual y a vivir en enemistad contra el Eterno, porque cualquiera que se hace amigo del mundo se constituye en enemigo de Elohim. La artimaña es aislar a las personas de la fuente verdadera, de la iglesia y de las buenas amistades con valores para empezar el adoctrinamiento, lavado cerebral, la asimilación y el sincretismo. Ahora tenían que poner en práctica las convicciones, la identidad adquirida en Sion, y reflejar esa consagración en otra tierra y cultura. Ningún ser humano ha nacido para aceptar el yugo de Satanás y del pecado. Hoy es el día de tomar la decisión de romper cualquier área de esclavitud espiritual, moral y física. El mayor obstáculo para la libertad es el área emocional y mental. Hay personas que Dios les ha dado promesas, palabras proféticas, buenos amigos, una buena congregación, una valiosa formación espiritual, un buen liderazgo, pero no quieren salir de la esclavitud de Babilonia. No importa cuántos milagros, señales y maravillas Dios haya hecho, no pueden verse libres y cualquier circunstancia los esclaviza. ¿Cuál fue la estrategia de los fariseos con relación a los milagros que hacía Jesús? La artimaña del diablo fue cuestionar la autoridad del Mesías. Ellos no podían negar los milagros de Yahshúa, entonces la artimaña era cuestionar la autoridad o fuente de procedencia. La autoridad es el derecho legal de utilizar el poder otorgado por el Espíritu Santo. El mundo actual enfrenta una crisis de autoridad, porque muchos líderes la han confundido con el autoritarismo (opresión, arbitrariedad, injusticia, señorío, severidad, supresión, intolerancia, e intransigencia). La gente interiormente cobarde le gusta manipular y controlar la vida de otra gente por asuntos de identidad y agendas personales. Los líderes inseguros y manipuladores producen gente insegura y codiciosa de poder. La alternativa no es el abuso, manipulación, inseguridad, señorío, la opresión, tiranía, opresión ni la represión. La disyuntiva es optar por la autoridad legítima, la que viene de arriba (Mateo 20:20-28; Marcos 10:35-45; Lucas 22:25-27; Gálatas 5:13). La autoridad no se puede tomar como se toma el poder, la autoridad se recibe de Dios y del pueblo (2 Samuel 5:1-5). Si la gente no cree en el liderazgo, lo privan del poder y, con ello, de la autoridad verdadera (Mateo 11:20-24; 13:53-58; Marcos 6:1-6). La autoridad inviste (confiere, concede, otorga, unge, asigna, atribuye) a cualquier líder antes de ejercer el poder (el cargo, el oficio y la posición), deben esperar que Dios y el pueblo los reconozca. Entre el poder y la autoridad existe una dinámica, se necesita ser investido por Dios, el sistema legal y el consentimiento de las personas. Nadie dudaba del poder de Jesús para hacer milagros, pero algunos por envidia y celos decían que no era auténtico, para poder atribuírselo al diablo (Mateo 9:34; 12:22-37; Juan 10:22-41; Marcos 3:20-30; Lucas 11:14-23). Los fariseos no podían cuestionar el poder de Jesús, entones la estrategia para anular ese poder era cuestionar la autoridad. Lo que el enemigo buscaba era marcar negativamente a Jesús para que el pueblo rechazara la autoridad legítima de él, y de esa manera perder los beneficios y los favores divinos. El trabajo del enemigo era que Jesús perdiera ese poder para liberar a la gente, y la manera era llenando de incredulidad al pueblo que lo escuchaba, rechazando la legitimidad de sus afirmaciones. En Nazaret no pudo hacer muchos milagros porque la gente no creía que tenía autoridad para guiar sus vidas (Marcos 6:5). Jesús necesitaba la fe de la gente para ejercer con autoridad y legitimidad ese poder divino que emanaba en él. Siempre demostró que tenía autoridad legítima, pero la fe de la gente era necesaria para ejercerlo.

La autoridad es una realidad que sólo existe en una relación donde tanto el que lleva la autoridad como el que sigue la autoridad están activos. Un creyente con identidad bíblica no tiene que recurrir a falsos dioses ni depender del sistema babilónico, porque han saboreado la presencia de Dios mediante una comunión viva (Salmo 16:5-9; Números 18:20). Así que tener a Yahwéh Yahshúa mediante una comunión viva es tener felicidad, provisión, protección, sabiduría, esperanza, fe, dirección, autoridad y vida abundante (Juan 14:19). Todo puede ser quemado, destruido y asediado por babilonia, todo menos a aquellas personas que tienen a Yahwéh como amparo y fortaleza, pronto auxilio en las tribulaciones (Salmo 46:1-11; 25:3; Romanos 8:31; 2 Crónicas 20:17; Éxodo 14:13-31). Sin la presencia del Eterno no hay fortaleza humana que pueda permanecer invencible e inalcanzable de las fuerzas del infierno.

II) LA ESTRATEGIA DE SATANÁS PARA BORRAR EL NOMBRE DE YAHWÉH ELOHIM (Daniel 1:3-7). La estrategia de borrar sobre la faz de la tierra al pueblo del Eterno es para eliminar el nombre y el culto al verdadero Elohim. Babilonia utiliza muchos mecanismos para lograr borrar el nombre y la presencia del Eterno sobre la faz de la tierra. Usa la persecución dándoles muerte a los testigos fieles del evangelio, y haciendo fornicar a todos los políticos, mercaderes y religiosos de la tierra con todas las brujerías y hechicerías del cáliz que tiene en la mano. En el tiempo del profeta Oseas se olvidaron de Yahwéh para seguir a Baal mediante la sutileza de tener un corazón dividido. Por un lado temían a Yahwéh y también honraban a los dioses falsos, juraban por Elohim y por Milcom, servían a Dios y a los ídolos. Sin embargo, la escritura advierte que no se puede beber la copa del Señor Yahshúa, y la copa de los demonios; no se puede participar de la mesa del Señor Jesús, y de la mesa de los demonios (1 Corintios 10:21; Deuteronomio 32:15-22). La otra estrategia de babilonia es que la próxima generación no sea instruida en el conocimiento del Dios vivo, y pierdan todas las ventajas de las generaciones pasadas. Cuando no puede mover a las personas de la verdad, entonces introduce prácticas mundanas y hechiceras dentro de las congregaciones. La otra modalidad es babilonizar al pueblo del Eterno, que los creyentes abracen la cultura del mundo, que reciban el espíritu del mundo, que adopten una visión temporal y carnal, y que cambien la fuente viva por una fuente corrupta. Esa es la razón por la que la Escritura le da una gran importancia a la renovación de la mente, porque sin esa renovación la santidad no es posible (Efesios 5:26; Santiago 1:18; 1 Pedro 1:3, 23). La renovación tiene que ver con transformar y restaurar la imagen y semejanza de Jesús en el creyente (Efesios 4:22-24). En el contexto de esta historia, la estrategia del espíritu del mundo fue asediar, aislar, separar, desterrar, deportar, adoctrinar, asimilar, y conformar a los exiliados. Para eso se vale de la idolatría, sincretismo, confusión y de la ambigüedad. En babilonia los deportados se iban a enfrentar con una cultura pagana e idolátrica, con una mentalidad diferente de vivir y de hacer las cosas. La visión espiritual es cambiada por una visión babilónica, la manera de pensar, sentir, discernir, y obrar cambia bajo el lente demoniaco. Dentro de los deportados iban los hijos del rey Ezequías, todo porque este rey rechazó el camino de la fe en Yahwéh (Isaías 39:1-8). La presión que experimenta el creyente contemporáneo contra el sistema de babilonia es fuerte y seductora. El primer proceso fue el destierro, la separación de toda la cultura del país de origen, es como arrancar un animal cachorro y quitarle su hábitat, para que se vuelva por asociación de otra clase. Bajo esa estrategia la gente adopta la cultura de mayor influencia, pero crecen sin conocer de dónde vienen, a quién pertenecen, por qué están en la tierra, qué pueden hacer, y hacia dónde se dirigen. Luego todas las luchas sociales, espirituales, económicas, y relacionales nacen dentro de esa desconexión. Bajo esas circunstancias el hombre se vuelve esclavo de la cultura babilónica (mundo), adoptan valores y costumbres que son opuestas al diseño original. La fórmula para abusar del poder y de los talentos es una vida sin carácter y sin relación con la fuente original.

La misma estrategia pero modernizada es la que sigue usando satanás en el mundo moderno, separa familias, congregaciones, y naciones de la fe bíblica. Aquí en Norte América los padres pierden a los hijos cuando se van a estudiar a las universidades, aislados de la familia de la fe son seducidos por maestros para destruir las convicciones. La responsabilidad de todo pastor y padre es darles una buena formación a los hijos cuando tengan que acudir a esos lugares y convivir con magos, astrólogos, encantadores, humanistas, ateos, brujos, hechiceros, y caldeos. El objetivo del espíritu del mundo es babilonizar el liderazgo de Dios, y luego hacerlos parte de la corte para encausarlos en la vida política. No escogieron a cualquier gente para estar en el palacio del rey, escogieron príncipes del linaje real, muchachos sin tacha alguna y de buen parecer, los jóvenes más inteligentes y de las mejores familias. Esos jóvenes tenían ahora que ser enseñados en la cultura de los babilonios, estudiar y aprender el idioma de los caldeos. La educación caldea iba a promover una visión del mundo totalmente opuesta a la visión espiritual de la divinidad de los hebreos (Isaías 8:19-20). El termino caldeo tienen un sentido doble según el contexto, puede referirse a la etnicidad y a un grupo de personas expertos en el ocultismo (Isaías 47:9-13; Daniel 2:10). La presión del mundo para conformar la mentalidad de la sociedad es visible en la media, cine, periódicos, televisión, y programas en las redes sociales (Romanos 1:26-27). Esos príncipes tenían que ser adoctrinados por tres años a fin de ser presentados delante del rey. La universidad de babilonia (confusión) tiene religión, motivación, psicología, historia, ciencia, filosofía, ocultismo, adivinación, onirologia, hepatoscopia, brujería, hechicería, literatura, artes, y todo un coctel lleno de abominaciones y de toda inmundicia. La red de babilonia en sus tres modalidades (político, económico y religioso) es habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible (Apocalipsis 18:2). Los demonios viven en lugares de corrupción y en ruinas, es un cuadro de un mundo alejado y alienado de Elohim. La orden del Eterno para la iglesia es salir de la red de babilonia para no participar de esos pecados y no recibir parte de las plagas que van a azotar el mundo. El sistema político, económico, y religioso del espíritu de babilonia o del mundo esta profetizado con la piedra no cortada con mano, que va a desmenuzar el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El primer ataque es el destierro, después viene la presión para cambiar la manera de pensar, asimilar la influencia pagana de la educación de babilonia. Después del adoctrinamiento, viene el sincretismo y la presión externa del cambio de identidad y de adoración. El enemigo sabe que al cambiar la manera de pensar pueden alterar el estilo de vida de cualquier persona, beber y comer como los babilonios. Los nombres de estos cuatro hebreos honraban el nombre de Yahwéh, pero el jefe de los eunucos les cambio los nombres para alejarnos de cualquier raíz hebrea, y para que se olvidaran del nombre del Eterno. A Daniyel le cambiaron el nombre por Belteshatsar, a Hananyah por Shadrakh, a Mishael por Meshakh, y a Azar-yah por Abed-Nego. Elohim es mi juez (Daniel) fue reemplazado por Bel proteja su vida, Yahwéh es misericordioso (Ananías) por Aku es exaltado, quién es como Elohim (Misael) por quién es como Aku es, Yahwéh es mi ayudador (Azarías) por el siervo de Nebo. Quizás los nombres en la era actual no significan mucho para las personas, pero en el mundo antiguo estaba relacionado con la identidad y la esencia lo que esa persona era. La estrategia a simple vista no parece desagradable, pero era un intento de honrar a los dioses babilónicos, confundir y destruir las raíces de estos jóvenes hebreos. Esa práctica babilónica de cambiar los nombres originales y reemplazarlos por nombres paganos no ha cambiado, eso se puede observar en la mayoría de las traducciones de la biblias, han borrado el nombre del Eterno y lo han sustituido por títulos y otras clases de artificios. En la misma Escritura traducido han cambiado los nombres originales en un intento de borrar el nombre del Gran Yo Soy. Sustituir el nombre de Elohim no es algo trivial, es un intento babilónico de cambiar la adoración y el culto al verdadero Dios.

Cuando a Daniel lo lanzaron al foso de los leones por haber orado y dar gracias a Yahwéh, los que conspiraban contra él no dijeron Beltsasar, usaron el nombre hebreo, Daniel (6:13). Cuando a Daniel lo lanzaron a los leones, el rey Darío lo llamó por su nombre hebreo, y al día siguiente cuando fue al foso de los leones para conocer la condición de este varón, con voz triste llamó a voces a Daniel usando el nombre hebreo. La deportación, aislamiento, adoctrinamiento, conformación, sincretismo y la confusión babilónica no pudieron eliminar la identidad de estos hebreos de corazón. Estos príncipes hebreos desde que estaban en su patria ya habían determinado en sus corazones que nunca iban a comprometer la fe, convicciones, identidad, carácter, cultura, valores, prioridades, y la gloria de Dios por la basura del mundo. Consagrarse en una cultura pagana, con un coctel demoniaco de filosofías sin perder la identidad y convertirse en la sal y la luz de esa cultura llena de confusión y de engaño, eso es vivir como el pez de agua salada. Tal parece que el salmo 137 lo llevaban en el corazón, sentían una gran nostalgia por Tsiyón, al extremo de decir que si se olvidaban de Jerusalén, que la lengua se les pegara en el paladar y la diestra perdiera su destreza.

III) LAS CONVICCIONES DE PRINCIPES CON IDENTIDAD INQUEBRANTABLE (Daniel 1:8-16). Son valores, resoluciones, doctrinas, creencias, afirmaciones, todo lo contrario a la apostasía y a la incredulidad. Determinar antes de entrar al campo de batalla que los principios, valores, prioridades y convicciones nunca serán comprometidas ni negociadas con los enemigos del Eterno. Resistir la tentación de no contaminarse con la idolatría y la cultura del mundo. ¿De dónde extrajo Daniel esa resolución de no contaminarse con la porción de la comida del rey? ¿De dónde adquirió esa templanza, abnegación, abstinencia y moderación? ¿Cómo logró resistir la tentación de los banquetes de babilonia? Ya el Eterno había profetizado mediante Jeremías que a los higos buenos llevados al exilio, pondría sus ojos sobre ellos, y les daría corazón para que le conocieran, para que se volvieran a Yahwéh de todo corazón (Jeremías 24:5-7; Salmo 1:1-6). Daniel escogió deliberadamente la templanza para vivir en santidad en una tierra llena de idolatría, y en donde se tenía la costumbre de ofrecer esos alimentos a los demonios en banquetes (Deuteronomio 6:13-15; 1 Corintios 10:18-22). El mandamiento es presentar el cuerpo, alma y espíritu en sacrificio vivo, santo, agradable a Yahwéh, que es parte del verdadero culto racional (Romanos 12:1-2; 1 Tesalonicenses 5:23). Todas estas historias que el Espíritu Santo registró en las Escrituras son ejemplos claros para amonestar a todo creyente para no vivir con un corazón dividido, pretender participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios. El creyente no debe codiciar, murmurar, caer en idolatría, la inmoralidad sexual (Números 25:1-9; Hechos 15:29; Apocalipsis 2:14), ni tentar al Señor como muchos de los Israelitas lo hicieron en el desierto (Números 21:4-7), y perecieron por las serpientes y por el destructor. La naturaleza santa de Elohim hace incompatible la participación del cualquier banquete babilónico, porque en el ceremonial del tabernáculo y del templo el pueblo comía en la presencia de Yahwéh (1 Corintios 11:23-34). Detrás del espíritu de babilonia se puede observar que existe una presión demoniaca para comprometer la santidad, cultura, adoración, identidad, valores, y el carácter bíblico. Sin embargo, la fe verdadera tiene certeza (sustancia, de cosas siendo esperadas, y la convicción (ἔλεγχος elencos 1650) de hechos (4229) que no se ven (Hebreos 11:1). La convicción es una obra del Espíritu Santo que produce aprobación, discernimiento, culpabilidad y condenación (Juan 16:8; 8:9). Es una voz interna, una persuasión en la conciencia para confirmar y desaprobar cualquier práctica moral, espiritual y ética con relación a la naturaleza y carácter de Dios. El fruto de esa convicción trajo a Daniel el discernimiento para escoger de antemano la templanza. Porque Dios no le ha dado al creyente espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio (2 Timoteo 1:7). ὑπόστασις, hypostais 5287) πραγμάτων pragmatón.

La tarea del Espíritu Santo es traer luz, dar convicción, discernimiento, revelar el pecado para que haya arrepentimiento, y lo hace por medio de argumentos y de pruebas incuestionables e indiscutibles. La templanza es fruto del Espíritu Santo y se aplica a todas las áreas de la vida espiritual, moral y física de cualquier persona (Proverbios 18:32; 25:28; Hechos 24:25; Romanos 6:12). El dominio propio o templanza (ἐγκρατείᾳ enkrateia 1466) es una virtud cardinal que se logra en cooperación con el Espíritu Santo, en dependencia y no existe cuando hay rebelión (2 pedro 1:5-7). En todo discípulo de Jesucristo se deben cultivar todas las virtudes del carácter del Señor para vivir una vida fructífera y poderosa. El Eterno Yahwéh Yahshúa ha equipado a su pueblo para vivir con poder y con efectividad, dándoles fe, promesas, virtudes, crecimiento, seguridad, exhortación, testimonio ocular, y la revelación escrita según 2 Pedro 1:1-11. La verdadera adoración que es en Espíritu y en verdad, demanda verdad y dominio propio. La templanza define quién es una persona y a quién sirve, porque los limites determinan la identidad de una persona, que cultura abraza y cual rechaza. La libertad absoluta no existe ni siquiera en Elohim, porque él solamente puede hacer y ser lo que por naturaleza y carácter él es (2 Timoteo 2:12-13). Una vida sin carácter, sin el fruto del Espíritu y sin virtudes, es una vida en esclavitud porque no hay límites que definan lo que se puede esperar de tal persona. Tener en la vida los parámetros equivocados es un grave peligro, porque el trabajo del pecado es borrar cualquier línea de diferenciación y de demarcación entre lo santo y lo profano. Todo creyente es responsable de conocer los límites que el Señor Jesucristo ha establecido en la voluntad, emociones, actitudes, fe, conducta, valores, prioridades, elecciones, talentos, pensamientos, deseos y el uso del cuerpo físico. Los límites no son automáticos en la vida de nadie, se desarrollan mediante comunión con Elohim y conocimiento bíblico (Juan 8:31-38; 2 Timoteo 2:19). Los principios que gobiernan la templanza son varios, pero se podrían mencionar la responsabilidad, respeto, verdad, autoridad y motivación. “Como ciudad derriba y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda o templanza” (Proverbios 25:28; Hechos 24:25; Romanos 6:11- 23). Una persona sin control propio (sin límites) es como una ciudad con las murallas destruidas, indefenso y desprotegido de cualquier peligro (Nehemías 1:3-4). La leyes de Dios no existen para oprimir (asfixiar, esclavizar, suprimir), existen para traer plenitud y realización (Josué 1:7-9; 1 Juan 2:17; 1 Corintios 3:11-17). El único fundamento para vencer al adversario y consolidar la victoria, y extender los límites, es viviendo conforme al orden establecido en la Palabra (1 Crónicas 4:9-10; Isaías 54:1-3). Las decisiones y elecciones hablan de la clase de libertad que una persona posee. Al no haber ningún freno a los deseos y pasiones pecaminosas, eso es vivir en esclavitud porque no hay dominio propio. La libertad absoluta no existe, la libertad ilimitada es una ilusión, es un engaño. La libertad del varón es expresar su masculinidad, y la de la mujer es reflejar su feminidad. La libertad de toda criatura está limitada por la naturaleza (origen, linaje, hábitat, esencia, atributos, identidad, vocación) que le ha dado el Creador del todo el universo. El soldado que piensa definirse en el campo de batalla ya está derrotado, la victoria de cualquier batalla contra el pecado se tiene que resolver de antemano. Después que Daniel escogiera deliberadamente la templanza, también determinó confiar en la gracia y en favor del Eterno al estar bajo autoridad y en un mundo lleno de confusión (v.8-9). Estos hebreos no estaban dispuestos a sacrificar ni a comprometer la enseñanza de la Escritura y la comunión con Yahwéh Elohim por la comodidad y el placer que les ofrecía el rey de babilonia (Salmo 127:5; 78:4-7). Cuando la cosmovisión de babilonia entra a la vida de una congregación y persona dejan de ser la sal de la tierra y la luz del mundo, ya no sirven para nada, sino para ser echados fuera y hollados por los hombres. Estos jóvenes príncipes hebreos aparte de tener convicción tenían identidad, discernimiento y sabiduría. Luego el Señor todopoderoso después de la resolución de Daniel, le concedió gracia y buena voluntad con el jefe de los eunucos. Elohim concede favor a los corazones resueltos e íntegros.

El jefe de los eunucos al inicio se resistió a la petición de Daniel que no lo obligara a contaminarse con la comida del rey, sometiéndose a una prueba de diez días comiendo legumbres y bebiendo agua, y que se les comparara con el resto de los jóvenes que comían de los manjares del rey. La petición se hizo con humildad y sabiduría, sin presunción ni jactancia, dejando los resultados en las manos de Yahwéh Elohim (Juan 15:4-5; Proverbios 3:3-8; Salmo 37:3-5). La actitud de Daniel fue confiar en la naturaleza y carácter de Dios, saber que él gobierna y que el corazón de las personas está en las manos de Yahwéh, y a todo lo que quiere lo inclina (Proverbios 21:6; Ester 6:1- 14). Una persona que conoce la fidelidad de Dios, lo que hace es transferir todas las necesidades, temores, preocupaciones y problemas a él (Salmo 25:3; 27:13; Isaías 50:10; 1 Pedro 5:7; Filipenses 4:6-7). El futuro de estos jóvenes hebreos está iluminado por la fidelidad del Eterno, las promesas del Eterno tienen su fiel cumplimiento (Josué 1:6). Con el fin de evitar la conformación al sistema babilónico, el creyente debe dejarse transformar por medio de la renovación del entendimiento, para comprobar mediante la comunión viva con el Señor y con la Palabra, la buena voluntad de él que es agradable y perfecta. Para llevar ese fruto, el pámpano debe permanecer en la vid verdadera, porque separados de él nada se puede hacer.

IV) LOS RESULTADOS DE CONFIAR Y HONRAR A YAHWÉH ELOHIM (Daniel 1:17-21). La determinación de querer honrar y glorificar a Yahwéh en una cultura pagana y en una nación extraña, atrajo la bendición del Señor de manera integral. Se puede observar que la decisión y la determinación de glorificar a Yahwéh y vivir en santidad, eso genero resultados sorprendentes en la vida física, mental, espiritual y social. El rostro de los hebreos era mejor y más robusto que el de los otros que comían la porción del rey. Elohim premio la actitud de estos cuatro muchachos con conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias, y a Daniel le dio entendimiento en toda visión y sueños. La bendición de Dios fue integral en estos jóvenes hebreos, física, mental, espiritual y social. Cuando llego el tiempo de ser presentados con el rey de Babilonia, fueron hallados mejores entre todos en asuntos de sabiduría e inteligencia, diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en el reino de los caldeos (1 Timoteo 4:8; 2 Timoteo 3:12; Colosenses 3:22-24). En todas las épocas y culturas, el pueblo del Eterno siempre va enfrentar presión del mundo para comprometer la comunión y los valores de Dios. Cuando Satanás pensó esclavizar a esos hebreos y cambiarles la cultura para borrar el nombre de Yahwéh Elohim, no sabía que estaba llevando misioneros a Babilonia para que fueran testigos del poder y de la gracia del Eterno. ¿Cómo tienta babilonia al pueblo de Dios para comprometer la identidad y la cultura actualmente? Gracias al testimonio de estos cuatro hebreos, el rey de babilonia tuvo que reconocer que el Elohim de Daniel era Dios de dioses, y Señor de los reyes, y el que revela los misterios (Daniel 2:46-49). Luego en el horno de fuego tuvo que reconocer por decreto que solamente Yahwéh Elohim puede librar de cualquier horno ardiendo y de las manos de cualquier tirano. Satanás en su intento de borrar el nombre de Dios, ahora Yahwéh en su soberanía y sabiduría estaba usado al rey para decretar que ningún dios podía librar como el Elohim de los hebreos (Daniel 3:15-18, 28-30). Después de la locura que tuvo el rey y la sentencia por decreto de los vigilantes, cuando alzó sus ojos al cielo, y le fue devuelta la razón. Este rey orgulloso tuvo que alabar, bendecir y testificar al que vive para siempre, que la soberanía del Altísimo es sobre cualquier reino, y qué él hace todas las cosas según su voluntad en el ejercito del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano (Daniel 4:34-37). La integridad siempre será recompensada por el juez del universo. Cuando estos jóvenes llegaron a babilonia se burlaban tanto de ellos como del Eterno (Salmo 137:1-9), pero al dar testimonio vivo se decreta que nadie puede hablar del Elohim de Ananías, Misael y Azarías. La consagración en una cultura pagana es de gran valor para dar testimonio del nombre del Eterno.

La orden de la Escritura es vivir en el mundo sin adoptar los criterios y la cultura del sistema caído que gobierna Satanás. Ningún ser humano ha nacido para aceptar el yugo de Satanás y del pecado. Hoy es el día de tomar la decisión de romper cualquier área de esclavitud espiritual, moral y física. El objetivo de no perder la visión espiritual es observar lo que Dios está haciendo y luego involucrarse con en ese proyecto, es un proceso activo y una búsqueda incesante. “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Corintios 2:9). “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de modo que vosotros os maravilléis. No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre” (Juan 5:17-20). La visión tiene el poder de dirigir el pensamiento, los sentimientos, los recursos y acciones. La manera de cómo una persona ve los problemas, las circunstancias, cualquier lucha, y los desafíos, eso es tener perspectiva. La visión ensancha, extiende, alarga, lleva a los extremos, estira, agranda, amplia, y ayuda a tener fe y esperanza. Esos jóvenes de la nobleza hebrea fueron llevados para desalentar cualquier rebelión en el futuro y para babilonizar el liderazgo. Obtener todos los privilegios de Babilonia sin comprometer la gloria de Yahwéh y los valores de Sion, eso es integridad al máximo (Oseas 9:3-4; Amos 7:17). Lo que una persona come, bebe, viste, y habla refleja una expresión externa de una formación interna con una gama de convicciones. Este pasaje es una prueba de la soberanía y fidelidad de Elohim, al punto que estar en las manos del rey de Babilonia o en las manos de Satanás no significa estar fuera del control de Dios. Lo más extraordinario de este relato es que la presencia de Yahwéh también se fue al exilio con Su pueblo (Isaías 63:8-9). El pueblo de Elohim tiene la vocación de ser diferente a la cultura de babilonia, porque la sal que pierde el sabor no sirve para influenciar nada. Es un llamado a vivir sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, y el desafío es resplandecer como luminares en el mundo. El mandato cultural es llenar toda la tierra de la gloria de Yahwéh Elohim es una responsabilidad del pueblo del Eterno. El trabajo de babilonia es sembrar confusión, abominación, inmundicia, fornicación, y anarquía para que reine el anticristo. Estos jóvenes hebreos fueron responsables de transformar esa sociedad pagana y dar a conocer el nombre y la gloria de Dios. En el exilio estos jóvenes príncipes hebreos no perdieron la identidad, llevaron la sal y la luz a esos lugares oscuros. ¿Por qué la sal y la luz de Jesucristo no están afectando y cambiando la sociedad moderna? El evangelio que se vive es nominal, son creyentes sin sal y sin luz, no hay influencia para alumbrar la oscuridad. COMO ME ENVIÓ EL PADRE, ASÍ TAMBIÉN YO OS ENVÍO (Juan 20:21).

Escrito por: Pastor Rubén A. Sandoval