“Derribando las excusas que impiden edificar la casa de Yahwéh Dios” Hageo 1:14

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Autor: Rubén A. Sandoval

Presidente / Pastor Principal

Una palabra de ánimo en tiempos de oscuridad y con dificultades de todo tipo, el Señor Todopoderoso nos dice que hoy es el tiempo de edificar su templo. Hoy es el tiempo de levantarse, hoy es el tiempo de construir, no es tiempo de seguir esperando, es tiempo de abandonar las excusas y accionar. La obra de Dios necesita ser hecha hoy, porque hay un gran campo listo para la cosecha. ¿Estamos utilizando los recursos para edificar la casa del Señor? ¿Está usted invirtiendo sus recursos, tiempo, y talento para edificar las vidas humanas? Hay que edificar ahora antes que sea demasiado tarde (Juan 9:4; Lucas 12:20). Al final solamente permanecerá la obra del Señor, lo que se hizo para Su gloria (1 Juan 2:17; Hebreos 12:25-29), la casa de Dios, y esa casa es usted (1 Pedro 2:4-8; 1 Corintios 6:12-20). La iglesia es la obra eterna de Dios, el misterio escondido desde los siglos, para que la multiforme sabiduría de Dios sea dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales (Efesios 3:9-10; Colosenses 1:26-29; 1 Timoteo 3:16). Hoy es el tiempo de hacer una morada apropiada para Dios. EL celo (pasión, entusiasmo, interés) de tu casa me consume dijo Jesús, cuando entro con un azote para purificar el templo que lo habían convertido en casa de mercado cuando el objetivo era la comunión con el Padre (Juan 2:13-22). Lo puesto a celo es indiferencia, frialdad, desinterés, apatía, inactividad, el abandono, la negligencia, y la desatención. Hoy es un buen momento para meditar sobre nuestros caminos (pasado), y preguntar sobre las sendas antiguas, y cuál es el buen camino para andar por él, y hallar el descanso para el alma. Hoy es el tiempo de examinar la condición del corazón, para que a partir desde este día en adelante el Dios Altísimo nos va a bendecir si nos dedicamos a edificar Su casa.  ¡Qué invitación las que Dios no hace a cada uno de nosotros! Nada menos que trabajar con el Espíritu Santo en la edificación de Su morada.

¿QUÉ ES UNA EXCUSA EN ESTE CONTEXTO? Es un pretexto injustificable con el fin de eludir una obligación por motivos y razones carnales. Una excusa es una evasiva, es una disculpa, es una escapatoria, es una defensa, es un alegato, es una explicación, es un motivo, y es una negativa del pueblo de Dios a responder con obediencia a la voluntad del Eterno (Lucas 14:7-24). Hay que renunciar a las excusas baratas de no servir. Pues la excusa es una herramienta del infierno para vivir vidas inefectivas y estériles que no glorifican a Dios. Es un instrumento que el enemigo utiliza para vivir vidas mediocres, y perder el propósito de Dios. La excusa es un disfrazas con el fin de disimular los verdaderos motivos del corazón. Es una cubierta, un medio para esconderse de una responsabilidad u obligación, pero guardando delante de los hombres una buena imagen y reputación (hipocresía).

 

¿QUIÉN PRESENTA LOS CARGOS POR SEMEJANTES EXCUSAS? Dios denuncia, confronta, desafía y se queja contra el pueblo por que los motivos y valores están en conflicto con la voluntad de Él. El Espíritu de Dios que se movía sobre el corazón de Hageo está aquí para levantar la moral (la fuerza, la energía, el vigor, la fortaleza, el entusiasmo, la confianza, el coraje, la bravura, y el denuedo) a todos los constructores que edifican el templo de Dios (1 Pedro 2:4-8; 1 Corintios 3:16; 6:19; Efesios 2:20-22). ¿Será que es fácil construir algo de valor eterno? La gente que se propone construir el sueño de Dios (Josué 1:1-9), necesita ánimo (bravura, coraje, resolución, osadía, entusiasmo, determinación). En el libro de Hageo se encuentra un grupo de personas que se unieron con la visión de Dios para construir la casa de Dios, es la visión que tiene la familia de Dios.

En este día reciban una palabra de afirmación y de estímulo del Arquitecto del Universo: Yo estoy con ustedes, pero trabajen y construyan mi morada. Cuando la Biblia habla de la casa del Señor, no se refiere meramente a un edificio físico. El edificio del templo es sólo un símbolo de la verdadera casa de Dios, el corazón del creyente. Cuando Dios habla de construir Su casa, se refiere a ser edificados para ser su morada apropiada y habitable para Su Espíritu Santo. ¿Cómo se encuentra su casa? (1 Corintios 6:12-20). ¿Cuál es mi actitud mental ante la voz de Di-os? (Mateo 13:1-9). Con la parábola del espíritu inmundo que vuelve a su casa con refuerzos, Jesús quiere llamar la atención sobre las consecuencias del comportamiento espiritual de una generación perversa y mala. Es una referencia a un arrepentimiento pasajero y circunstancial, pero que no ha dejado de ser hipócrita. Lo que Jesucristo quiere dejar claro es que una renovación espiritual había tomado lugar, pero sin la presencia del Espíritu Santo en el santuario del corazón humano. Es el cuadro dramático de una generación y de una persona que ha experimentado y ha visto los grandes hechos de Dios, pero no ha respondido apropiadamente, porque la casa sigue desocupada (1 Corintios 6:19; Ezequiel 36:27; Juan 14:17; Romanos 8:9; 1 Juan 2:27; Efesios 1:13-14; 4:30; 2 Corintios 1:22). Muchos se habían beneficiado de los milagros de Jesús, pero no se habían comprometido con el reino de Dios. Aquí Jesús aclara la condición del hipócrita, aunque el demonio se ha marchado, ese corazón todavía es casa de demonios. Cuando una casa se encuentra bien barrida y en orden, está pidiendo un inquilino, y de no ser habitada por el Espíritu Santo será ocupada por los demonios. No es suficiente con expulsar demonios, la pregunta crucial es quién va ocupar ese vacío ahora. Una casa desocupada, barrida y adornada con reformas hipócritas de espiritualidad no es suficiente para hacer frente a las necesidades del corazón humano. Es importante un arrepentimiento y conversión total, una devoción completa del corazón. Es un peligro ser liberado de algún espíritu demoniaco y no invitar a Jesucristo a llenar esa casa con la presencia del Espíritu Santo. El hombre sin Jesucristo se encuentra bajo la influencia y el dominio de Satanás. “Sabemos que somos de Dios y que el mundo (κόσμος, kósmos) entero está bajo el poder del maligno” (1 Juan 5:19-20; cf. 12:31; 14:30; 16:11; Lucas 4:6; Efesios 2:2; Santiago 4:4). Sin embargo, para lograr dicho proyecto, Dios tuvo que despertar el espíritu de Zorobabel, el espíritu de Josué el sumo sacerdote, y el espíritu de todo el pueblo, porque todos estaban bajo el ataque del espíritu de estupor (Romanos 11:8; Isaías 29:9-13; Marcos 4:10-12; Mateo 13:10-17).

I) LA EXCUSA DE TODAVÍA NO ES EL TIEMPO DE DIOS (Hageo 1:4).

El tiempo de Dios no ha llegado todavía dicen muchos. No sirve hacer nada en este momento porque Dios todavía no me ha preparado, y tampoco Él está listo. ¿Realmente piensan que aún no es hora de trabajar en mi casa? Pero a ustedes no les ha faltado tiempo para construir las suyas, pero mi casa sigue en ruinas, dice el Señor de los Ejércitos. Este pueblo al igual que muchos de nosotros habían invertido los valores y las prioridades: Ellos primero, lo de Dios cuando haya tiempo. Hay un precio que pagar cuando se busca el bienestar y la conveniencia por encima de la voluntad de Dios. ¿Por qué tienen tiempo para progresar con tanto empeño en sus intereses personales y ganancias materiales, pero pasan tan poco tiempo trabajando para mi causa? ¿Por qué se excusan en evadir la construcción de mi casa diciendo que aún no es el momento?

II) LA EXCUSA DE LAS PREOCUPACIONES MUNDANAS (Hageo 1:5-6).

Las preocupaciones mundanas producen olvido de Dios y de Su Palabra, porque el afán y el engaño de las riquezas ahogan la Palabra, y se vuelve infructuoso la visión de Dios. La excusa de haber comprado una finca, tengo que administrarla (alega necesidad pero es falta de voluntad). He comprado un camión y tengo que probarlo (excusa alegando inconveniencia).

Me acabo de casar, y por lo tanto no puedo involucrarme en la obra del Señor, tengo que disfrutar a mi esposa hasta el máximo, porque estoy avanzado de edad y la venida del Señor se acerca. El celo se enfrió al enfrentar todo tipo de dificultades, oposiciones, intrigas, malas cosechas que causaban hambre y pobreza. También existían los desórdenes políticos, relajación moral, y una apatía que invadía a todo el pueblo. Dios quiere provocar interés y celo, restaurar esa confianza en Él, y recordar cuáles son las prioridades. Obedecer a Dios y tomar en serio su visión es más importante que los propios intereses (Mateo 6:25-34).

III) LA EXCUSA DE DESCONOCER LA VOLUNTAD DE DIOS (Hageo 1:7-11).

Dios muestra la causa de los problemas del pueblo. La inflación ha existido en todos los tiempos. El trabajo que se realiza sin Dios no tiene ninguna garantía de prosperidad, es más bien una invitación al fracaso y a la pobreza. Se esfuerzan por prosperar pero el éxito no llega. Veo que luchan por la satisfacción personal, pero siempre hace falta algo. ¿Por qué Dios frustra los esfuerzos de muchos creyentes por alcanzar la prosperidad? Porque la casa de Él está en ruinas, y hiere con escasez para despertar y mostrar que existe una regla infalible en toda la Escritura (Mateo 6:33). ¿Cuál es la razón de su existencia y de su salvación? ¿Para qué está usted en este mundo? Cada creyente es salvado para hacer progresar el reino de Dios. No lo salvaron para que tenga un enfoque material, hay que vivir con un enfoque eterno aquí en la tierra (Colosenses 3:1-6). Dios nos llama a poner la construcción de Su casa en primer lugar (la iglesia, y corazón). Es un mensaje a despertar a una comunidad que está dormida espiritualmente. Es un llamado al arrepentimiento por el desinterés en adorar a Dios, y a buscar la renovación. La importancia de la adoración es comunitaria.

IV) LA EXCUSA QUE DIOS LOS HABÍA ABANDONADO (Hageo 1:12-15).

Justificaban su falta de sumisión y desobediencia al simple hecho de creer que Dios los había abandona a su propia suerte. Reconocer la presencia y la voz del Señor debe producir obediencia y entusiasmo. Había sordera espiritual, y la excusa del abandono divino para justificar una vida acomodada y negligente. El propósito de la palabra profética juntamente con la disciplina de Dios es para despertar el espíritu de su pueblo y comenzar una vida de obediencia para que haya una renovación. Los primeros en abandonar la excusas para influenciar a al pueblo de Dios deben ser los líderes. La resurrección espiritual se produce mediante el aliento de la palabra profética.

V) LA EXCUSA DE LOS COMIENZOS INSIGNIFICANTES (Hageo 2:1-9).

La idealización del pasado es capaz de sembrar depresión espiritual entre el pueblo. ¿De qué sirve trabajar para construir un templo de segunda clase que no tiene oro ni plata ni piedras preciosamente talladas como el templo de Salomón? Renuncian, pero Dios les vuelve a decir que trabajen, porque Él está con ellos. ESFUERZATE PORQUE YO ESTOY CON USTEDES (v.4). Dios promete cambiar la situación histórica (v.5-6) mediante el Deseado de todas las naciones. No se preocupen por las glorias pasadas, por el oro y por la plata. La clase de gloria que tengo en mente es una gloria diferente, una gloria cuyo esplendor será el más grande de todos. Esa gloria se cumplió cuando Jesús dijo que derribaran el templo de su cuerpo y en tres días lo iba a levantar (Juan 2:13-22). El hijo de Dios limpió el templo y volvió a convertir la casa del Señor en casa de oración. El la llenó con la gloria de Su enseñanza, diciendo cosas que la gente nunca había escuchado. Las palabras y la presencia de Jesús cambiaron la vida de todas las naciones del mundo. Con su presencia, llenó el templo de una gloria que no ha cesado, una gloria diferente a la de todos los templos.

No hay que comparar la visión presente con las obras del pasado. No se aferren el ayer, Yo estoy con ustedes, y los resultados serán mejores que las obras del pasado (Malaquías 3:1; Mateo 12:6; Juan 2:13-22).

VI) LA EXCUSA DE PROPAGAR UNA MALA ACTITUD (Hageo 2:10-14).

Dios bendice la obediencia de corazón, y las vidas que expresan su naturaleza (1 Pedro 1.13-20). Sin embargo, Dios muestra el carácter difusivo del mal (vv.10-13). Vayan y reciban instrucción sacerdotal sobre lo que es puro e impuro. La actitud dilatoria de algunos había infectado e influenciado a la mayoría (v.14). Un poco de levadura leuda toda la masa es el principio a demostrar aquí (Gálatas 5:9). La actitud egoísta de colocar la comodidad personal se había esparcido como un cáncer en la vida de todos. Estaban viviendo la ley de la manzana podrida, las malas actitudes se contagian más rápido que las buenas. Cuando las actitudes y las motivaciones son malas, nada ofrecido a Dios es aceptable. El simple hecho de haber regresado a la tierra prometida no volvía santo a nadie sino obedecían las instrucciones del pacto de Dios. El Eterno básicamente exigía una adoración sincera, después aceptaría el desempeño, él quería el corazón primero las manos después. Dios buscaba obediencia primero, después el sacrificio era aceptable. ¡Hay impureza en las ofrendas, todo lo que hacen y lo que ofrecen es impuro! (v.14). Las bendiciones de Dios ya sean estas espirituales o materiales están condicionadas a la respuesta obediente del pueblo, pero eso se logra mediante una vida examinada.

CONCLUSIÓN: ¿Quiere ser bendecido y acabar con la escasez moral, espiritual, y física? Tienes que acabar con la excusas, volver a la obediencia, y buscar primeramente el reino de Dios y su justica, y todas las necesidades serán resueltas. ¿Quieren acabar con la indiferencia, el descuido del deber, la improductividad, la escasez, la visión distorsionada, la fe muerta, la contaminación de una mala actitud, y con la inmundicia de una adoración falsa y mecánica? Pero alguien dirá dentro del auditorio: Yo conozco personas que sirven a Dios y nunca prosperan (según Hageo hay que vivir una vida examinada). ¿Quiere usted activar la promesa de la bendición de Dios? (Hageo 2:15-19). Hay que abandonar las agendas egoístas y abrazar la agenda de Dios. Responder con una actitud de fe y de entrega al mensaje de Dios, y por último reciba la certidumbre de la bendición del Señor (v.18-19). Cuando los intereses de Dios se ponen en primer lugar, los problemas morales, espirituales y materiales se resuelven, y la pobreza actual dará paso a la prosperidad del reino de los Cielos. Las señales de un avivamiento dependen de la palabra profética, la seguridad de la presencia de Dios, la obediencia, y la santificación. La gente que toma en serio la obra de Dios, vivirán vidas llenas de satisfacción y también fructificarán.

Artículo escrito por: Rubén A. Sandoval, Senior Pastor